La Iglesia moderna persiste en hacer política desde los altares.
Está
muy bien que la Iglesia defienda al papa de las agresiones de un personaje como
Milei representante del más recalcitrante liberalismo, madre de todos los
males. Lo que no esta bien es el lugar y la forma. No es la forma, porque la
Santa Misa revive el Sacrificio de Cristo nuestro Dios y es el rito más sagrado
para adorarlo; no puede convertirse en una tribuna política. No es el lugar,
porque la opción por los pobres no implica utilizar su digna condición, Jesús
era pobre, para hacer propaganda por un socialismo disfrazado de Doctrina
Social. Cristo vino a redimir al hombre del pecado para así alcanzar la
salvación eterna. Esta muy bien la inclusión, está muy bien la fraternidad, lo
que no esta nada bien es justificar el pecado: "Tus pecados te son
perdonados vete y no peques más". Nunca dijo está todo bien viví como
quieras. La Iglesia no debe confundir evangelización con proselitismo político.
Esta Misa fue utilizada como un acto político con barata demagogia.
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