¡Hay que elegir un bando!
“Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca.” (Ap. 3, 16).
“El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. Por eso les digo que todo pecado o blasfemia se les perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.” (Mt. 12, 30).
La "blasfemia contra el Espíritu Santo" es la oposición consciente y endurecida a la verdad, "porque el Espíritu es la verdad" (1 Juan 5:6). La resistencia consciente y endurecida a la verdad aleja al hombre de la humildad y el arrepentimiento, y sin arrepentimiento no puede haber perdón.
Es más que evidente que estamos transitando un cambio de época, un cambio epocal lo llamaron muchos pontífices. La interpretación bíblica identifica este cambio con el fin de los tiempos, que no es el fin del mundo. El mundo está dando signos de parto: catástrofes naturales, guerras, enfrentamiento sociales, hambrunas, pestes, decadencia moral, abuso de niños, aborto, tráfico de órganos y un interminable etcéteras de pecados. En definitiva, es la lucha entre las "dos ciudades" de san Agustín o "las dos banderas" de san Ignacio. La lucha entre el bien y el mal se manifiesta con contundencia hic et nunc aquí y ahora.
Hay muchos que dicen ser "católicos". Pues lo serán por censo o por tradición familiar no por adherir a la Fe, a la doctrina y a la tradición de la Iglesia Católica. "Soy católico no practicante"; "Soy católico pero no creo en la Iglesia"; "Soy católico, rezo pero no voy a Misa", "Soy católico pero voto por candidatos contrarios a la doctrina cristiana"... Son católicos que "creen" en Dios pero viven según sus conveniencias, aceptando los mandatos y la moda del mundo. ¡Eso no es ser católico! Ya quedan muy pocos católicos fieles a Cristo. Ser fiel a Cristo implica vivir según sus enseñanzas, obedeciendo sus mandamientos por amor a Él. Cuando digo soy católico quiero decir que soy parte de su iglesia (Cuerpo místico de Cristo), que acepto y practico sus preceptos, que frecuento los sacramentos, que predico y defiendo la Fe contra el ataque de sus enemigos de dentro y de afuera. Ser católico es disponer toda mi vida en Cristo.
Estos son tiempos que exigen ordenar nuestras prioridades, haciendo un personal sinceramiento sobre quienes somos en realidad. Cada día que pasa hay más católicos conversos al liberalismo, al marxismo, al ateísmo y al agnosticismo, como también a las sectas protestantes y religiones orientales. Quedan muy pocos católicos dispuestos a dar la vida por Cristo Rey; y de eso se trata el combate actual: de elegir luchar y morir por Cristo o por su enemigo el demonio. Deberíamos tomar ejemplo de los mártires de la revolución francesa, de los mártires de la guerra en España y de los mártires de la cristiada en México. El católico liberal hace más daño a la Iglesia que todos los enemigos a quienes critica sin misericordia.
“Proclama la Palabra de Dios, insiste con ocasión o sin ella, arguye, reprende, exhorta, con paciencia incansable y con afán de enseñar. Porque llegará el tiempo en que los hombres no soportarán más la sana doctrina; por el contrario, llevados por sus inclinaciones, se procurarán una multitud de maestros.” (2 Tim. 2).
Encíclica contra la modernidad:
(Click aquí) Pascendi Dominici Gregis (Pío X)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se ruega hacer comentarios respetuosos. Sin disenso no hay consenso...