Sitio dedicado a la divulgación y defensa de la Tradición, las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Única, Santa y Apostólica Iglesia que existe. Con Jesús en la barca "la Paz descansa en el orden".
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sábado, 30 de septiembre de 2023
LA TRINIDAD ES UNA JERARQUÍA
viernes, 29 de septiembre de 2023
CATÓLICOS VS. AGENDA 2030
"Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio." (Efesios 6, 12)
“Por lo
tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y
mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan
de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como
coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan
siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas
encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la espada del
Espíritu, que es la Palabra de Dios. Eleven constantemente toda clase de
oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia
incansable a interceder por todos los hermanos.” (Efesios 6, 13-18).
Así, como enseña el apóstol Pablo, debemos luchar en el plano moral, político, económico, social y ambiental, porque la religión no está separada de las actividades cotidianas y mundanas. Sería el colmo de las blasfemias aceptar que unos "señores" de la ONU le enseñen a Dios cómo cuidar el planeta.
lunes, 25 de septiembre de 2023
ESCUCHANDO A MONS. AGUER
Seguros en la fe, mal que le pese a Roma.
Es causa de asombro, desconcierto y preocupación de muchísimos fieles la persistencia del máximo exponente del magisterio eclesial en criticar -burlonamente a veces- a quienes están seguros de la identidad de la fe, y se afirman en ella con alegría; agradecidos a Dios por hallarse enraizados en la gran Tradición de la Iglesia. Estos cristianos son vituperados como rigurosos fariseos. La insólita postura de la Santa Sede contradice la enseñanza de San Juan Pablo II y de Benedicto XVI; que tanto amaron y glorificaron el esplendor de la verdad. El moralismo relativista que actualmente profesa Roma, hunde la realidad de la fe y sus consecuencias éticas y espirituales en el ámbito kantiano de la Razón práctica. Peor aún: los “nuevos paradigmas” propuestos por el pontificado se someten a los dictados de un Nuevo Orden Mundial, manejado por la masonería y financiado por el imperialismo internacional del dinero. Desde hace tiempo se sabe que el Vaticano es una cueva de masones, que se ayudan a trepar a los cargos más influyentes, según los pactos secretos que desde sus orígenes caracterizan a la secta; los cuales han sido repetidas veces denunciados por los pontífices, que alertaron sobre el peligro que la tradicional enemiga de la Santa Iglesia implica para el orden social basado en la ley natural, y para el sostén y desarrollo de la fe en la vida de los pueblos. Soy consciente de la verdad y exactitud de lo que acabo de escribir, por eso no temo que mi libertad sea coartada por medidas que nadie se atreverá a tomar.
Los errores, y las herejías, pueden procesarse y difundirse ampliamente, ante el silencio cómplice de quienes deberían condenarlos, según fue hecho desde los tiempos apostólicos. El testimonio del Nuevo Testamento es por demás elocuente: “Conviene que haya herejías, para que se manifieste quiénes son fieles” (1 Cor 11, 19: hina kai hoi dokimoi phaneroi genōntai). El sínodo alemán, ante el silencio de Roma, distingue en ese pueblo germánico a los verdaderos creyentes de los atrapados por los errores, que deben hacer sonreír a Martín Lutero (allí donde se encuentre). En la misma carta que citamos, el Apóstol Pablo recuerda a los fieles el Evangelio que les ha predicado, el que ellos recibieron, en el cual estamos firmes (estēkate: 1 Cor 15, 1) por el cual son salvados, si permanecen firmes (ei katechete: 1 Cor 15, 2) porque de lo contrario han creído en vano (ektos ei mē eikē episteusate). Lo fundamental, que Pablo les recuerda, es lo que él les ha entregado. Resulta escandaloso que Roma descalifique la tradición. San Pedro, en su Segunda Carta, hace notar a sus lectores -¡y a nosotros!- que su propósito es asegurarlos, hacerlos más firmes, estērigmenous (2 Pe 1, 12); les advierte contra los maestros mentirosos (pseudodidáskaloi) que se introducen en la Iglesia, como los falsos profetas en el pueblo de Israel; por ellos es blasfemado el camino de la verdad (2 Pe 2, 2). Las epístolas pastorales del Apóstol Pablo describen una situación que se ha verificado periódicamente en la historia de la Iglesia: se precipitan “tiempos peligrosos” (kairoi chalepoi, 2 Tim. 3, 1) por la introducción de errores que debilitan la fe y la seguridad de los fieles, respecto de la tradición en la que se apoyan. Por eso anima a sus discípulos y colaboradores a resistir. Muchas veces he citado el pasaje de 2 Tim. 4, 1 ss: los pastores de la Iglesia deben predicar incansablemente la verdad, deben argüir e increpar (epitimēson: 2 Tim. 4, 2). El problema era, y es, el de los falsos maestros que halagan los oídos que buscan actualidad, procuran reubicarse en un mundo más amplio, de aquellos que se entregan a los mitos abandonando la verdad (apo men tēs alētheias…epi de tous mythous, ib 4, 4). Como los textos asumidos en estas citas se encuentran numerosos pasajes, en los que se expresa todo lo contrario de la orientación del actual pontificado. El contraste aparece en la simple comparación.
He señalado una causa en el predominio del moralismo, que despoja a la doctrina de la fe del dinamismo que la orienta hacia su dimensión mística. La fe es contemplativa; su aplicación al obrar depende de aquel reposo fruitivo y seguro en la verdad que es su objeto: es theoría antes que práxis; y la segunda acierta con lo que hay que hacer, en cada circunstancia, porque es iluminada por esta lumbre superior que permite discernir con sabiduría. El moralismo es necesariamente pragmático y relativista. La crítica que dirijo a esta corriente hoy día oficial incluye la observación de que ya no se predica íntegramente la doctrina de la fe. San Juan Pablo II nos ha dejado en el Catecismo de la Iglesia Católica una síntesis actualizada de lo que hoy debemos creer y difundir. En ese corpus que abarca dogma, moral y espiritualidad se halla la identidad del catolicismo, en la cual los cristianos en este “tiempo peligroso” podemos asegurarnos, dirigiendo la mirada de nuestro espíritu al Señor que está con nosotros “todos los días” (pasas tas hēmeras, Mt. 28, 20).
Parece mentira -pero es una penosa realidad- que, después de más de medio siglo, se cumplan aquellas palabras de Pablo VI: “Por alguna rendija entró el humo de Satanás en la Casa de Dios”. El sedicente “espíritu del Concilio”, contra el cual reaccionó tan sabiamente Jaques Maritain en “El campesino de Garona”, asoma nuevamente, esta vez desde la mismísima Colina vaticana. Los discursos pontificios eluden expresamente las verdades que habría que recordar con claridad, con magnanimidad y paciencia; y se detienen exclusivamente en aquellos “nuevos paradigmas”, que golpean en vano a los verdaderamente fieles, que intentan vivir con fidelidad lo que han recibido. El cristiano es alguien que ha recibido lo que cree y que, merced a los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía, procura ordenar su vida de hombre nuevo según el ejemplo de Cristo.
No debe extrañarnos que en los programas pastorales que se alientan desde la usina de la sinodalidad, los sacramentos no tengan lugar. Sacramentum traduce el griego mysterion; el moralismo pragmático relativista es incapaz de percibir los misterios de la fe, y tiende espontáneamente a descartar la dimensión sobrenatural de una pastoral de los sacramentos, que asegura el don de la gracia ofrecido a todos: la liberación del pecado y expansión de la vida nueva de participación de la naturaleza divina. Somos participantes de la naturaleza divina, theias koinōnoi physeōs (2 Pe. 1, 4). Lo que constituye la vida de un cristiano es mantenerse en lo que ha recibido, en el “mandato viejo”, que dice San Juan en su Primera Carta, la entolēn palaiàn (1 Jn 2, 7) es decir la recepción de la luz que aleja la tiniebla: hē skotia paragetai (1 Jn 2, 8).
Un hecho histórico que permite apreciar hasta dónde se extiende el “peligro” de este tiempo oscuro, ha sido el silencio, o quizá el repudio, que ha merecido la presentación respetuosa de dudas sobre el alcance de la innovación semi-disimulada en la Exhortación Amoris laetitia; obra de cuatro eminentes cardenales, Burke, Cafarra, Brandmüller y Meisner. La cuestión de la posibilidad de admitir a los sacramentos a las personas divorciadas que han pasado a una nueva unión, fue un globo de ensayo del moralismo relativista; para el cual ya no hay actos intrínsecamente malos. Es una estafa contra los mismos posibles beneficiarios de esa permisión el propósito de trazar un camino alternativo al que indica la Tradición; equívoco que no puede ser considerado un gesto de misericordia. La justicia -la justificación por la gracia- es la verdadera misericordia. No es algo menor la objetividad con que la praxis eucarística se inscribe en la vida cristiana contra el mero deseo subjetivo de comulgar; en este orden la Tradición católica, con el reconocimiento de la sana teología, es fiel a los orígenes, tal como inequívocamente aparece en el Nuevo Testamento. La seguridad que proporciona el abrazo a la verdad conocida y amada, no implica de ninguna manera desprecio de quienes vacilan o han sido ya ganados por el relativismo; al contrario, expresa la fraterna preocupación para hacerles participar de la alegría que brinda la integridad de la fe, recibida humildemente como un don inmerecido.
La inquietud que provoca la actual postura del magisterio se agrava al considerar el sistema de promociones al Episcopado, y a la dignidad cardenalicia, por su abundancia y su orientación. En efecto, ¿qué sentido tiene que una diócesis que carece de vocaciones y cuenta con un número insuficiente de sacerdotes para cubrir las necesidades pastorales, disponga de dos obispos auxiliares? Me refiero a lo que ocurre en la Argentina, aunque la misma actitud puede verificarse en otros países. No es un pecado de suspicacia pensar que existe el propósito expreso de reformar la Iglesia, y difundir el criterio moralista y relativista que, como ya he dicho, se ha convertido en una política oficial. Desearía liberarme de tal inquietud y estar equivocado en el juicio que hago de la orientación impuesta desde Roma. Como muchos otros que en el mundo entero comparten esta inquietud mía, sólo puedo reposar en la confianza y el amor de Cristo, Señor y Esposo de la Iglesia; y en la intercesión de la Virgen Santísima, a la que invoco de corazón. No deseo caer en la pretensión de tener la razón en la crítica que no puedo menos que hacer, aunque las declaraciones y los hechos reseñados crévent mes yeux me producen un dolor amargo, que inducen a pensar y a juzgar. ¡Que el Señor tenga piedad de nosotros, y alivie la duración de este “tiempo peligroso” que vivimos! Insisto en lo que observo al comienzo de esta nota: asombro, desconcierto, preocupación: ¿qué otros sentimientos podría suscitar el extraño fenómeno de apalear a los verdaderos católicos, y acariciar a los herejes? Nuestra sencilla gente de campo diría: “cosa ´e mandinga”; el “humo de Satanás que por una rendija se ha metido en la Casa de Dios”, según confesaba un desengañado Pablo VI.
+ Héctor Aguer
Arzobispo Emérito de La Plata
viernes, 22 de septiembre de 2023
EL MUNDO ES DOXA...
El mundo es Doxa apariencia que engaña.
“En cuanto a ese día y esa hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.” (Mt. 24; 35-39)
Dijo la Virgen María: "La copa ya rebosa y no puedo seguir sosteniendo el brazo fuerte de mi hijo"
jueves, 21 de septiembre de 2023
VALIDEZ DEL PONTIFICADO DEL PAPA FRANCISCO
Mons. Schneider, escribe una carta confirmando la validez del pontificado de Francisco.
Declaración de Mons. Schneider
“No
existe autoridad que pueda declarar ni considerar inválido un papa elegido y
mayoritariamente aceptado. La práctica ininterrumpida de la Iglesia deja claro
que aun en el caso de que una elección fuera inválida queda de facto subsanada
por la aceptación general del pontífice electo por mayoría absoluta de los
cardenales y obispos.
Incluso
en caso de que el papa incurriera en herejía, no perdería automáticamente el
cargo ni existe organismo en la Iglesia que pueda deponerlo oficialmente por su
heterodoxia. Sería algo afín a la herejía del conciliarismo o epicospalismo. En
esencia, la herejía conciliarista o episcopalista consiste en afirmar que
dentro de la Iglesia existe un organismo (sea concilio ecuménico, sínodo,
colegio cardenalicio o colegio episcopal) que puede emitir un juicio legal
vinculante sobre un pontífice.
La
teoría de que la herejía acarrea la pérdida automática del cargo de papa no
deja de ser una opinión, y esto lo observó el propio San Roberto Belarmino y no
lo expuso como una enseñanza del Magisterio. El magisterio pontificio perenne
jamás ha enseñado tal posibilidad. Cuando entró en vigor el Codigo de Derecho
Canónico (Codex Iuris Canonici) de 1917, el Magisterio de la Iglesia suprimió
en la nueva legislación la observación del Decreto de Graciano que figuraba en
el antiguo Corpus Iuris Canonici que sostenía que el pontífice que se apartaba
de la recta doctrina podía ser depuesto. En ningún momento ha admitido el
Magisterio de la Iglesia un procedimiento canónico de destitución de un papa
hereje. La Iglesia carece de autoridad formal o judicial sobre el Sumo
Pontífice.
La más
cierta doctrina católica afirma que en el supuesto de que un papa incurra en
herejía los miembros de la Iglesia pueden evitarlo, resistirlo o negarse a
obedecerlo, todo lo cual se puede hacer sin necesidad de una teoría u opinión
que sostenga que el papa hereje deje automáticamente de ser pontífice o pueda
ser depuesto por ello.
En
vista de ello, tenemos que atenernos a la vía más segura (via tutior) y
dejarnos de defender lo que son meras teorías de teólogos (aunque sea el
mismismo San Roberto Belarmino) que afirmen que el papa hereje deja
automáticamente de ser papa o puede ser destituido.
Un
pontífice no puede incurrir en herejía cuando se pronuncia ex cathedra; esto es
dogma de fe. Ahora bien, cuando no hace una declaración ex cathedra, puede caer
en ambigüedades doctrinales, errar y hasta incurrir en la heterodoxia. Y como
el papa no es lo mismo que la totalidad de la Iglesia, la Iglesia es más fuerte
que un simple papa que yerre o sea hereje. En un caso así, hay que corregirlo
de forma respetuosa (evitando una ira puramente humana y palabras
irrespetuosas) y resistirlo como se resiste a un mal padre de familia. Los
miembros de la familia no pueden declarar que su mal padre ya no es su padre.
Pueden corregirlo, negarse a obedecerlo, apartarse de él, pero no pueden
revocar su paternidad.
Los
buenos católicos conocen la verdad y tienen el deber de proclamarla, así como
de ofrecer reparaciones por los errores de los papas que yerran. Dado que es
humanamente imposible resolver el caso de un pontífice hereje, hay que implorar
a Dios con fe sobrenatural que intervenga, porque ese papa que yerra no es
eterno, es temporal, y la Iglesia está en manos de Dios.
Debemos
tener suficiente fe sobrenatural, confianza, humildad y espíritu de la Cruz
para soportar una prueba de tal magnitud. En estas situaciones, que son
relativamente breves (comparadas con los 2000 años de la Iglesia), no debemos
caer en reacciones excesivamente humanas ni buscar soluciones fáciles (cómo
declarar la invalidez de un pontificado), sino mantener la sobriedad, la sangre
fría, sin perder una perspectiva auténticamente espiritual y la confianza en
que Dios intervendrá y en que la Iglesia es indestructible.”
+ Athanasius Schneider
martes, 19 de septiembre de 2023
LA BATALLA ESPIRITUAL
¿Qué batalla debe librar el católico, la cultural o la espiritual?
domingo, 17 de septiembre de 2023
¡HEREJES! SAN JUDAS YA LOS CONOCÍA
“Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar…” (Lc. 17, 2)
San Judas Tadeo |
“Judas, servidor de Jesucristo, hermano de Santiago, saluda a los que han sido llamados, a los amados de Dios, el Padre, y protegidos por Jesucristo.
Llegue a ustedes la misericordia, la paz y el amor en abundancia.
Queridos míos, yo tenía un gran deseo de
escribirles acerca de nuestra común salvación, pero me he visto obligado a
hacerlo con el fin de exhortarlos a combatir por la fe, que de una vez para
siempre ha sido transmitida a los santos.
Porque se han infiltrado entre ustedes
ciertos hombres, cuya condenación estaba preanunciada desde hace mucho tiempo.
Son impíos que hacen de la gracia de Dios un pretexto para su libertinaje y
reniegan de nuestro único Dueño y Señor Jesucristo.
Quiero recordarles, aunque ustedes ya lo
han aprendido de una vez por todas, que el Señor, después de haber salvado al
pueblo, sacándolo de Egipto, hizo morir en seguida a los incrédulos.
En cuanto a los ángeles que no supieron
conservar su preeminencia y abandonaron su propia morada, el Señor los tiene
encadenados eternamente en las tinieblas para el Juicio del gran Día.
También Sodoma y Gomorra, y las ciudades
vecinas, que se prostituyeron de un modo semejante a ellos, dejándose arrastrar
por relaciones contrarias a la naturaleza, han quedado como ejemplo, sometidas
a la pena de un fuego eterno.
Lo mismo pasa con estos impíos: en su
delirio profanan la carne, desprecian la Soberanía e injurian a los ángeles
gloriosos.
Ahora bien, el mismo arcángel Miguel,
cuando se enfrentaba con el demonio y discutía con él, respecto del cuerpo de
Moisés, no se atrevió a proferir contra él ningún juicio injurioso, sino que
dijo solamente: «Que el Señor te reprima».
Estos impíos, en cambio, hablan
injuriosamente de lo que ignoran; y lo que conocen por instinto natural, como
animales irracionales, sólo sirve para su ruina.
¡Ay de ellos! Porque siguieron el camino
de Caín; por amor al dinero cayeron en el extravío de Balaam y perecieron en la
rebelión de Coré.
Ellos manchan las comidas fraternales,
porque se dejan llevar de la glotonería sin ninguna vergüenza y sólo tratan de
satisfacerse a sí mismos. Son nubes sin agua llevadas por el viento, árboles
otoñales sin frutos, doblemente muertos y arrancados de raíz; olas bravías del
mar, que arrojan la espuma de sus propias deshonras, estrellas errantes a las
que está reservada para siempre la densidad de las tinieblas.
A ellos se refería Henoc, el séptimo patriarca
después de Adán, cuando profetizó: «Ya viene el Señor con sus millares de
ángeles, para juzgar a todos y condenar a los impíos por las maldades que
cometieron, y a los pecadores por las palabras insolentes que profirieron
contra él».
Todos estos son murmuradores y
descontentos que viven conforme al capricho de sus pasiones: su boca está llena
de petulancia y adulan a los demás por interés.
En cuanto a ustedes, queridos míos,
acuérdense de lo que predijeron los Apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.
Ellos les decían: «En los últimos tiempos
habrá gente que se burlará de todo y vivirá de acuerdo con sus pasiones
impías».
Estos son los que provocan divisiones,
hombres sensuales que no poseen el Espíritu.
Pero ustedes, queridos míos, edifíquense
a sí mismos sobre el fundamento de su fe santísima, orando en el Espíritu
Santo.
Manténganse en el amor de Dios, esperando
la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la Vida eterna.
Traten de convencer a los que tienen
dudas, y sálvenlos librándolos del fuego. En cuanto a los demás, tengan piedad
de ellos, pero con cuidado, aborreciendo hasta la túnica contaminada por su
cuerpo.
A aquel que puede preservarlos de toda caída y hacerlos comparecer sin mancha y con alegría en la presencia de su gloria, al único Dios que es nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea la gloria, el honor, la fuerza y el poder, desde antes de todos los tiempos, ahora y para siempre. Amén.”
miércoles, 13 de septiembre de 2023
¿CATÓLICOS?
¡Hay que elegir un bando!
“Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca.” (Ap. 3, 16).
“El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. Por eso les digo que todo pecado o blasfemia se les perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.” (Mt. 12, 30).
La "blasfemia contra el Espíritu Santo" es la oposición consciente y endurecida a la verdad, "porque el Espíritu es la verdad" (1 Juan 5:6). La resistencia consciente y endurecida a la verdad aleja al hombre de la humildad y el arrepentimiento, y sin arrepentimiento no puede haber perdón.
Es más que evidente que estamos transitando un cambio de época, un cambio epocal lo llamaron muchos pontífices. La interpretación bíblica identifica este cambio con el fin de los tiempos, que no es el fin del mundo. El mundo está dando signos de parto: catástrofes naturales, guerras, enfrentamiento sociales, hambrunas, pestes, decadencia moral, abuso de niños, aborto, tráfico de órganos y un interminable etcéteras de pecados. En definitiva, es la lucha entre las "dos ciudades" de san Agustín o "las dos banderas" de san Ignacio. La lucha entre el bien y el mal se manifiesta con contundencia hic et nunc aquí y ahora.
Hay muchos que dicen ser "católicos". Pues lo serán por censo o por tradición familiar no por adherir a la Fe, a la doctrina y a la tradición de la Iglesia Católica. "Soy católico no practicante"; "Soy católico pero no creo en la Iglesia"; "Soy católico, rezo pero no voy a Misa", "Soy católico pero voto por candidatos contrarios a la doctrina cristiana"... Son católicos que "creen" en Dios pero viven según sus conveniencias, aceptando los mandatos y la moda del mundo. ¡Eso no es ser católico! Ya quedan muy pocos católicos fieles a Cristo. Ser fiel a Cristo implica vivir según sus enseñanzas, obedeciendo sus mandamientos por amor a Él. Cuando digo soy católico quiero decir que soy parte de su iglesia (Cuerpo místico de Cristo), que acepto y practico sus preceptos, que frecuento los sacramentos, que predico y defiendo la Fe contra el ataque de sus enemigos de dentro y de afuera. Ser católico es disponer toda mi vida en Cristo.
Estos son tiempos que exigen ordenar nuestras prioridades, haciendo un personal sinceramiento sobre quienes somos en realidad. Cada día que pasa hay más católicos conversos al liberalismo, al marxismo, al ateísmo y al agnosticismo, como también a las sectas protestantes y religiones orientales. Quedan muy pocos católicos dispuestos a dar la vida por Cristo Rey; y de eso se trata el combate actual: de elegir luchar y morir por Cristo o por su enemigo el demonio. Deberíamos tomar ejemplo de los mártires de la revolución francesa, de los mártires de la guerra en España y de los mártires de la cristiada en México. El católico liberal hace más daño a la Iglesia que todos los enemigos a quienes critica sin misericordia.
“Proclama la Palabra de Dios, insiste con ocasión o sin ella, arguye, reprende, exhorta, con paciencia incansable y con afán de enseñar. Porque llegará el tiempo en que los hombres no soportarán más la sana doctrina; por el contrario, llevados por sus inclinaciones, se procurarán una multitud de maestros.” (2 Tim. 2).
Encíclica contra la modernidad:
(Click aquí) Pascendi Dominici Gregis (Pío X)
martes, 12 de septiembre de 2023
SÍNODO SOBRE LA SINODALIDAD
En esta página nos proponemos informar y advertir a los católicos de a pie sobre lo que está por suceder en la Iglesia. A continuación ofrecemos una breve síntesis y en la imagen un vínculo para acceder a la obra en cuestión.
En la tradición de la Iglesia esta modalidad, este encuentro de obispos, es una práctica relativamente nueva.
El
Sínodo de los Obispos es un organismo permanente de la Iglesia Católica,
externo a la Curia Romana, que representa al episcopado. Fue creado por el Papa
Paulo VI, a través del Motu Proprio Apostolica
sollicitudo, el 15 de setiembre de 1965.
Por
mucho que se presente como “moderno” y “actualizado”, el espíritu sinodal se
nutre de viejos errores y herejías. Son hombres que eligen caminar juntos pero no
con Cristo.
Ya a
principios del siglo XV, con el pretexto de adaptar la Iglesia a la nueva
mentalidad nacida con el Humanismo, surgió
la corriente llamada “conciliarista”, que pretendía reducir el poder jerárquico
del Papa en favor de una asamblea conciliar.
Viejos errores, dicho sea de paso, denunciados por el teólogo Joseph Ratzinger: “La idea del sínodo mixto como suprema autoridad permanente para el gobierno de las iglesias nacionales es, a la luz de la Tradición de la Iglesia, así como a la luz de la estructura sacramental y de la finalidad específica de la Iglesia, una quimera. Un sínodo de este tipo carecería de toda legitimidad y deberíamos contundente y claramente negarle la obediencia”.
Este
sínodo sobre la sinodalidad, valga la ampulosa redundancia, es una revolución
subversiva ejecutada por la misma jerarquía de la Iglesia. Es una revolución,
porque implica un cambio violento y radical de la estructura eclesiástica. Es
subversiva, porque busca trastornar el orden moral y espiritual de la Iglesia,
pretende cambiar dogmas a partir de una moderna interpretación de los mismos.
El padre Castellani ya nos había advertido en su libro “Cristo y los fariseos”: “Cuando la política entra dentro de la religión se produce una corrupción extraña. En estas condiciones el poder se vuelve temible, porque puede obligar en conciencia.” La política ha entrado dentro de la religión y esta religión contaminada por espurias prácticas, intenta democratizar el gobierno de la Iglesia a través de un sistema mixto (Obispos y laicos), donde el poder de decisión sobre temas morales, dogmáticos, litúrgicos y otros tantos ya no lo tendrá el Vicario de Cristo sino el pueblo. Si este sínodo dirigido e integrado en su mayoría por los representantes del modernismo logra imponer su voluntad, ya no será Pedro quien ate o desate en la tierra será la voluntad popular.
Es
digno de mención el testimonio de Gavin Ashenden, antiguo obispo anglicano y
capellán de la Reina Isabel, que se convirtió al catolicismo: “Creo que los antiguos anglicanos pueden ser
de alguna ayuda, porque ya han visto la artimaña de la sinodalidad aplicada a
la Iglesia de Inglaterra, con efectos divisorios y destructivos. Como antiguos
anglicanos, ya hemos visto esta trampa. Forma parte de la espiritualidad de los
progresistas. En pocas palabras, envuelven contenidos cuasi marxistas en
lenguaje espiritual y luego hablan del Espíritu Santo”.
Como fieles laicos no podemos permanecer pasivos y dóciles a este intento de destronar, de divorciar a Nuestro Señor Jesucristo de su esposa la Iglesia. En estos tiempos críticos estamos obligados a cumplir con nuestra misión como soldados en la Iglesia militante, para defender la Fe bajo el estandarte de Cristo Rey.
Para el observador diligente, el panorama se tiñe de tonos apocalípticos. Está en marcha una maniobra para demoler la Santa Iglesia Católica, borrando elementos fundamentales de su constitución divina, de su doctrina y de su moral, haciéndola así irreconocible. En la grey decepcionada no todos reaccionan adecuadamente. Algunos ceden a la tentación del sedevacantismo: abandonan la Iglesia para volverse autorreferenciales. Otros sucumben a la tentación de la apostasía: abandonan la Iglesia para abrazar otras confesiones. La mayoría se hunde en la indiferencia: abandonan a la Iglesia a su triste destino… ¡Se equivocan de manera flagrante! Amicus certus in re incerta cernitur. Es precisamente ahora cuando la Santa Iglesia necesita hijos amorosos e intrépidos que la defiendan de sus enemigos, externos e internos. ¡Dios nos pedirá cuentas!
lunes, 11 de septiembre de 2023
MISA VILLERA
La Iglesia moderna persiste en hacer política desde los altares.
sábado, 9 de septiembre de 2023
FIRMES EN LA FE
Un valiente príncipe de la Iglesia, el Obispo Strickland nos arenga para librar el buen combate...
jueves, 7 de septiembre de 2023
EL GRAN AVISO
No debemos subestimar las revelaciones Marianas. Ya existen signos más que evidentes del cumplimiento de sus profecías...
“Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres.”
Aparecerá una multitud de falsos profetas, que engañarán a mucha gente.
Al aumentar la maldad se enfriará el amor de muchos, pero el que persevere hasta el fin, se salvará.
Cuando vean en el Lugar santo la Abominación de la desolación, de la que habló el profeta Daniel –el que lea esto, entiéndalo bien– los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; el que esté en la azotea de su casa, no baje a buscar sus cosas; y el que esté en el campo, que no vuelva a buscar su manto.
¡Ay de las mujeres que estén embarazadas o tengas niños de pecho en aquellos días!
Rueguen para que no tengan que huir en invierno o en día sábado.
Porque habrá entonces una gran tribulación, como no la hubo desde el comienzo del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás.
Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
En cuanto a ese día y esa hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé.
En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.”
miércoles, 6 de septiembre de 2023
DE LA CÁBALA AL ABORTO
Expondremos a continuación un fragmento del libro "De la Cábala al progresismo" del P. Julio Meinvielle que, a nuestro juicio, demuestra la raíz demoníaca de la práctica del aborto.
“Un judío muy sabio, a punto de morir, había hecho a los judíos esta predicción: «Vosotros no podéis curaros de la vergonzosa enfermedad que os aflige sino por el uso de sangre cristiana…, porque la sangre humana está en el fondo de las prácticas de la magia».
Le es menester a la magia sangre, sangre humana y grasas humanas para cumplir sus ritos y perfeccionar sus crismas sagrados, sus ungüentos maleficiarios, sus sacramentales, para alcanzar su objetivo sacrílego. Aquí, allá y en todas partes según el tiempo, según el genio y el grado de civilización de los pueblos, le es menester esta sangre y esta carne, brebaje y medio de regeneración mística. Y, desde el origen de los tiempos históricos, la Biblia misma nos da, sobre el suelo de Canaan, el espectáculo de estas odiosas prácticas, de esta antropofagia sacra, de esta carne y esta sangre humana que comían y bebían los judíos con los cabalistas de Canaan y cuyos encantamientos exigían el uso.
Procedimientos
de cábala y de magia, es decir, medios demoníacos, pero empleados a título de
medios religiosos o científicos, he aquí dos cosas que se reproducen sin cesar
en el judío en el ejercicio del arte de curar o de predecir los males del
cuerpo.
Y, en
el examen atento de los crímenes de niños cometidos por judíos, lo que llamará
más vivamente la atención de un sagaz investigador no será siempre y sólo un
feroz sentimiento de odios religiosos; será con frecuencia la intención de
hacer servir la sangre humana y las carnes desgarradas a operaciones mágicas
dotadas de la virtud de curar males del cuerpo y del espíritu.
Pero lo
importante y lo que debe ser suficientemente destacado es que el sueño de los
conspiradores de la Cábala ha sido siempre apoderarse hábilmente del poder y
retenerlo disimuladamente en provecho propio. Debían crear una sociedad
entregada a la abnegación por votos solemnes, protegida por reglamentos
severos, que se reclutaría por la iniciación y que, sola depositaria de los
grandes secretos religiosos y sociales, haría reyes y pontífices sin exponerse
a las corrupciones del poder."
A partir de Caín en adelante la humanidad se divide en dos bandos o en "Dos ciudades" a decir de San Agustín. Dos amores han dado origen a dos ciudades: el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios, la terrena; y el amor de Dios hasta el desprecio de sí, la celestial. La primera se gloría en sí misma; la segunda se gloría en el Señor. Subsiste en el mundo desde su creación una guerra entre el bien y el mal.
La tradición talmúdica se convierte entonces en lo que el Talmud llama el vinagre, el hijo del vino. Así pues, aquella primera perversión llega a nuestros días con los nombres de Cábala moderna o Cábala de izquierda, o Cábala farisaica, o Cábala mágica. El mal se esconde y actúa desde organizaciones secretas o pantallas filantrópicas cuyo mayor exponente es la masonería.
La sangre humana continúa alimentando los rituales demoníacos que exige el príncipe del mundo. En el mundo actual no sólo se sacrifican niños por nacer sino que, también se comercializa las grasas humanas de sus desechos como materia prima de productos banales.
El demonio odia especialmente a la mujer porque fue una Mujer la que pisó la cabeza de la serpiente. Sus discípulos usan a la mujer y al fruto de su vientre para adorarle.
sábado, 2 de septiembre de 2023
¡CRISTO ES DIOS!
Palabras que dejó Cristo nuestro Señor escritas a sus tres siervas Santa Matilde, Santa Brígida y Santa Isabel Reina de Hungría.
"Ecce Homo" |
Estas reflexiones ya no van dirigidas a los incrédulos ateos, ni a los sabios gnósticos, ni a los pragmáticos agnósticos. Van dirigidas a la Iglesia interior fundada con la Divina Sangre de Cristo. Una Iglesia cuya jerarquía y cuerpo eclesiástico, salvo muy pocas y heroicas excepciones, retoma herejías de los primeros siglos del cristianismo. Así en hogaño, como en aquella naciente comunidad, se vuelve a negar la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Una herejía muy conveniente para adaptar su doctrina a los caprichos del mundo. ¡Cristo molesta!
Un
frente de ataque va dirigido al Jesús histórico. Negando sus milagros y menospreciando
su Palabra con el argumento de que estaba sujeto a la rigidez de una cultura.
- ¿Puede
una persona someterse a un castigo y a una tortura como la descrita al inicio para
sostener y defender una mentira?
«Te conjuro por el Dios vivo a que me digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios». Jesús le respondió: «Tú lo has dicho. Además, les aseguro que de ahora en adelante verán al hijo del hombre sentarse a la derecha del Todopoderoso y venir sobre las nubes del cielo». (Mt. 26; 63-64).
- ¿Puede
un solo hombre si no es Dios reunir a otros doce y, con ese pequeño grupo de
incrédulos, fundar una Iglesia que se difundió por todo el mundo y sobrevivió a
furiosos ataques durante dos mil años?
-
¿Pueden morir martirizados 70 millones de personas en toda la historia de la
Iglesia por defender una mentira?
Negar la existencia del demonio o no hablar de su acción maligna es llamar mentiroso a Cristo. No hablar del pecado y de la condenación eterna es negar a Dios. Destacar solamente la misericordia de un dios panteísta, obviando su justicia, es no tener temor de Dios. Desacralizar la liturgia, la adoración al Santísimo Sacramento y a la Cruz con circenses ceremonias, es celebrar un banquete para los hombres en lugar de revivir el Sacrificio de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor.
Todo esto y muchos más sacrilegios ocurren hoy en el interior de la Iglesia. “Pastores y fieles laicos” están negando la Divinidad de Cristo para justificar sus miserias humanas y calmar sus conciencias; sin darse cuenta que el mundo es Doxa, apariencia que engaña.