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sábado, 30 de septiembre de 2023

LA TRINIDAD ES UNA JERARQUÍA

 La Jerarquía Trinitaria es un orden que se traslada a la tierra.


Esta magistral conferencia del Dr. Breide Obeid, fundamenta y sostiene la necesidad de librar una batalla espiritual, para derrotar en ese plano a quienes atentan contra la naturaleza. 
Toda la creación se rige por un orden que deviene de una Jerarquía celestial. Si el hombre no está debidamente ordenado hacia Dios nada de lo que haga en la tierra será fructífero. Como tantas veces sucedió en la historia, podrá adoptar actitudes rebeldes y soberbias: creando sociedades secretas, sectas, escuelas filosóficas ateas, revoluciones e ideologías que intentan subvertir el orden establecido. Tras un efímero y cruento triunfo ninguna de esas acciones trajeron paz, armonía, belleza y felicidad, todo lo contrario, instauraron una cultura de odio, fealdad y muerte.
Dios es la Luz que alumbra la vida en el mundo, para que luego esa vida vuelva a El. Toda la creación, celestial y terrenal, se rige por ese movimiento descendente y ascendente. Las derechas y las izquierdas son estériles quimeras humanas.
Como decía San Agustín: "La paz descansa en el orden de todas las cosas".


viernes, 29 de septiembre de 2023

CATÓLICOS VS. AGENDA 2030

"Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio." (Efesios 6, 12)

Hoy en día se habla y se diserta mucho sobre la "batalla cultural" y la contra revolución como medios de lucha para oponerse a las perversas ideologías esgrimidas por el progresismo ateo que busca, la desintegración moral y hasta la misma existencia del ser humano con la finalidad de implantar un Nuevo Orden Mundial.
Fieles a la concepción católica de la vida, en este sitio también combatimos contra aquellas imposiciones supranacionales. Si bien coincidimos con muchos de los temas que defienden los referentes de la batalla cultural, debemos decir que diferimos en el ámbito que se lleva a cabo. Según el texto expuesto como título introductorio, entendemos que la lucha debe darse primero en el interior del hombre, en su espíritu, para luego obtener resultados en la vida real transformando a la sociedad.
Una persona sin fe, sin fe católica, dirá que nuestra visión no sólo esta errada sino que es fantasiosa y hasta delirante; no podemos "darles las perlas a los cerdos". Pero, a las personas con fe, debemos advertirles que el verdadero autor de todas las iniquidades que padece el mundo es la misma serpiente del génesis, que engañó con sutilezas y mentiras a nuestros primeros padres.
En una de sus conferencias el economista católico Dante Urbina -ver aquí-, expone el contundente fracaso de la batalla cultural contra el progresismo en Argentina. Allí manifiesta que Argentina es el país con mayor cantidad de politólogos, pensadores, escritores y periodistas, entre otros, que combaten a las mencionadas ideologías. No obstante, también es el país con mayor crecimiento progresista, desde el aborto hasta la ideología de género. Es lógico que así suceda pues, el hombre que actúa sin Dios ante un enemigo espiritual superior en inteligencia y maldad, nunca podrá vencerlo con su sola fuerza.
La Agenda 2030, cuyos objetivos (ODS - objetivos de desarrollo sustentable) y metas son explicados en el video que compartimos, es un plan anticristiano que intenta subvertir el orden natural del mundo. Como dice el conferenciante: pueden negar la ley de la gravedad pero nosotros tenemos el deber de denunciarlo para que la gente no se suicide arrojándose por la ventana pensando que va a ir para arriba.
Los católicos debemos luchar en la batalla espiritual y no en la cultural. La batalla cultural se limita a una horizontal entre derechas e izquierdas. La batalla espiritual se resuelve en una vertical entre Cristo y el hombre.
Debemos oponernos a la Agenda 2030 practicando y defendiendo nuestra fe:

“Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos.” (Efesios 6, 13-18).

Así, como enseña el apóstol Pablo, debemos luchar en el plano moral, político, económico, social y ambiental, porque la religión no está separada de las actividades cotidianas y mundanas. Sería el colmo de las blasfemias aceptar que unos "señores" de la ONU le enseñen a Dios cómo cuidar el planeta.



lunes, 25 de septiembre de 2023

ESCUCHANDO A MONS. AGUER

 Seguros en la fe, mal que le pese a Roma.


Es causa de asombro, desconcierto y preocupación de muchísimos fieles la persistencia del máximo exponente del magisterio eclesial en criticar -burlonamente a veces- a quienes están seguros de la identidad de la fe,  y se afirman en ella con alegría; agradecidos a Dios por hallarse enraizados en la gran Tradición de la Iglesia. Estos cristianos son vituperados como rigurosos fariseos. La insólita postura de la Santa Sede contradice la enseñanza de San Juan Pablo II y de Benedicto XVI; que tanto amaron y glorificaron el esplendor de la verdad. El moralismo relativista que actualmente profesa Roma, hunde la realidad de la fe y sus consecuencias éticas y espirituales en el ámbito kantiano de la Razón práctica. Peor aún: los “nuevos paradigmas” propuestos por el pontificado se someten a los dictados de un Nuevo Orden Mundial, manejado por la masonería y financiado por el imperialismo internacional del dinero. Desde hace tiempo se sabe que el Vaticano es una cueva de masones, que se ayudan a trepar a los cargos más influyentes, según los pactos secretos que desde sus orígenes caracterizan a la secta; los cuales han sido repetidas veces denunciados por los pontífices, que alertaron sobre el peligro que la tradicional enemiga de la Santa Iglesia implica para el orden social basado en la ley natural, y para el sostén y desarrollo de la fe en la vida de los pueblos. Soy consciente de la verdad y exactitud de lo que acabo de escribir, por eso no temo que mi libertad sea coartada por medidas que nadie se atreverá a tomar.

         Los errores, y las herejías, pueden procesarse y difundirse ampliamente, ante el silencio cómplice de quienes deberían condenarlos, según fue hecho desde los tiempos apostólicos. El testimonio del Nuevo Testamento es por demás elocuente: “Conviene que haya herejías, para que se manifieste quiénes son fieles” (1 Cor 11, 19: hina kai hoi dokimoi phaneroi genōntai). El sínodo alemán, ante el silencio de Roma, distingue en ese pueblo germánico a los verdaderos creyentes de los atrapados por los errores, que deben hacer sonreír a Martín Lutero (allí donde se encuentre). En la misma carta que citamos, el Apóstol Pablo recuerda a los fieles el Evangelio que les ha predicado, el que ellos recibieron, en el cual estamos firmes (estēkate: 1 Cor 15, 1) por el cual son salvados, si permanecen firmes (ei katechete: 1 Cor 15, 2) porque de lo contrario han creído en vano (ektos ei mē eikē episteusate). Lo fundamental, que Pablo les recuerda, es lo que él les ha entregado. Resulta escandaloso que Roma descalifique la tradición. San Pedro, en su Segunda Carta, hace notar a sus lectores -¡y a nosotros!- que su propósito es asegurarlos, hacerlos más firmes, estērigmenous (2 Pe 1, 12); les advierte contra los maestros mentirosos (pseudodidáskaloi) que se introducen en la Iglesia, como los falsos profetas en el pueblo de Israel; por ellos es blasfemado el camino de la verdad (2 Pe 2, 2). Las epístolas pastorales del Apóstol Pablo describen una situación que se ha verificado periódicamente en la historia de la Iglesia: se precipitan “tiempos peligrosos” (kairoi chalepoi, 2 Tim. 3, 1) por la introducción de errores que debilitan la fe y la seguridad de los fieles, respecto de la tradición en la que se apoyan. Por eso anima a sus discípulos y colaboradores a resistir. Muchas veces he citado el pasaje de 2 Tim. 4, 1 ss: los pastores de la Iglesia deben predicar incansablemente la verdad, deben argüir e increpar (epitimēson: 2 Tim. 4, 2). El problema era, y es, el de los falsos maestros que halagan los oídos que buscan actualidad, procuran reubicarse en un mundo más amplio, de aquellos que se entregan a los mitos abandonando la verdad (apo men tēs alētheias…epi de tous mythous, ib 4, 4). Como los textos asumidos en estas citas se encuentran numerosos pasajes, en los que se expresa todo lo contrario de la orientación del actual pontificado. El contraste aparece en la simple comparación. 

         He señalado una causa en el predominio del moralismo, que despoja a la doctrina de la fe del dinamismo que la orienta hacia su dimensión mística. La fe es contemplativa; su aplicación al obrar depende de aquel reposo  fruitivo y seguro en la verdad que es su objeto: es theoría antes que práxis; y la segunda acierta con lo que hay que hacer, en cada circunstancia, porque es iluminada por esta lumbre superior que permite discernir con sabiduría. El moralismo es necesariamente pragmático y relativista. La crítica que dirijo a esta corriente hoy día oficial incluye la observación de que ya no se predica íntegramente la doctrina de la fe. San Juan Pablo II nos ha dejado en el Catecismo de la Iglesia Católica una síntesis actualizada de lo que hoy debemos creer y difundir. En ese corpus que abarca dogma, moral y espiritualidad se halla la identidad del catolicismo, en la cual los cristianos en este “tiempo peligroso” podemos asegurarnos, dirigiendo la mirada de nuestro espíritu al Señor que está con nosotros “todos los días” (pasas tas hēmeras, Mt. 28, 20). 

         Parece mentira -pero es una penosa realidad- que, después de más de medio siglo, se cumplan aquellas palabras de Pablo VI: “Por alguna rendija entró el humo de Satanás en la Casa de Dios”. El sedicente “espíritu del Concilio”, contra el cual reaccionó tan sabiamente Jaques Maritain en “El campesino de Garona”, asoma nuevamente, esta vez desde la mismísima Colina vaticana. Los discursos pontificios eluden expresamente las verdades que habría que recordar con claridad, con magnanimidad y paciencia; y se detienen exclusivamente en aquellos “nuevos paradigmas”, que golpean en vano a los verdaderamente fieles, que intentan vivir con fidelidad lo que han recibido. El cristiano es alguien que ha recibido lo que cree y que, merced a los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía, procura ordenar su vida de hombre nuevo según el ejemplo de Cristo. 

         No debe extrañarnos que en los programas pastorales que se alientan desde la usina de la sinodalidad, los sacramentos no tengan lugar. Sacramentum traduce el griego mysterion; el moralismo pragmático relativista es incapaz de percibir los misterios de la fe, y tiende espontáneamente a descartar la dimensión sobrenatural de una pastoral de los sacramentos, que asegura el don de la gracia ofrecido a todos: la liberación del pecado y expansión de la vida nueva de participación de la naturaleza divina. Somos participantes de la naturaleza divina, theias koinōnoi physeōs (2 Pe. 1, 4). Lo que constituye la vida de un cristiano es mantenerse en lo que ha recibido, en el “mandato viejo”, que dice San Juan en su Primera Carta, la entolēn palaiàn (1 Jn 2, 7) es decir la recepción de la luz que aleja la tiniebla: hē skotia paragetai (1 Jn 2, 8). 

         Un hecho histórico que permite apreciar hasta dónde se extiende el “peligro” de este tiempo oscuro, ha sido el silencio, o quizá el repudio, que ha merecido la presentación respetuosa de dudas sobre el alcance de la innovación semi-disimulada en la Exhortación Amoris laetitia; obra de cuatro eminentes cardenales, Burke, Cafarra, Brandmüller y Meisner. La cuestión de la posibilidad de admitir a los sacramentos a las personas divorciadas que han pasado a una nueva unión, fue un globo de ensayo del moralismo relativista; para el cual ya no hay actos intrínsecamente malos. Es una estafa contra los mismos posibles beneficiarios de esa permisión el propósito de trazar un camino alternativo al que indica la Tradición; equívoco que no puede ser considerado un gesto de misericordia. La justicia -la justificación por la gracia- es la verdadera misericordia. No es algo menor la objetividad con que la praxis eucarística se inscribe en la vida cristiana contra el mero deseo subjetivo de comulgar; en este orden la Tradición católica, con el reconocimiento de la sana teología, es fiel a los orígenes, tal como inequívocamente aparece en el Nuevo Testamento. La seguridad que proporciona el abrazo a la verdad conocida y amada, no implica de ninguna manera desprecio de quienes vacilan o han sido ya ganados por el relativismo; al contrario, expresa la fraterna preocupación para hacerles participar de la alegría que brinda la integridad de la fe, recibida humildemente como un don inmerecido. 

         La inquietud que provoca la actual postura del magisterio se agrava al considerar el sistema de promociones al Episcopado, y a la dignidad cardenalicia, por su abundancia y su orientación. En efecto, ¿qué sentido tiene que una diócesis que carece de vocaciones y cuenta con un número insuficiente de sacerdotes para cubrir las necesidades pastorales, disponga de dos obispos auxiliares? Me refiero a lo que ocurre en la Argentina, aunque la misma actitud puede verificarse en otros países. No es un pecado de suspicacia pensar que existe el propósito expreso de reformar la Iglesia, y difundir el criterio moralista y relativista que, como ya he dicho, se ha convertido en una política oficial. Desearía liberarme de tal inquietud y estar equivocado en el juicio que hago de la orientación impuesta desde Roma. Como muchos otros que en el mundo entero comparten esta inquietud mía, sólo puedo reposar en la confianza y el amor de Cristo, Señor y Esposo de la Iglesia; y en la intercesión de la Virgen Santísima, a la que invoco de corazón. No deseo caer en la pretensión de tener la razón en la crítica que no puedo menos que hacer, aunque las declaraciones y los hechos reseñados crévent mes yeux  me producen un dolor amargo, que inducen a pensar y a juzgar. ¡Que el Señor tenga piedad de nosotros, y alivie la duración de este “tiempo peligroso” que vivimos! Insisto en lo que observo al comienzo de esta nota: asombro, desconcierto, preocupación: ¿qué otros sentimientos podría suscitar el extraño fenómeno de apalear a los verdaderos católicos, y acariciar a los herejes? Nuestra sencilla gente de campo diría: “cosa ´e mandinga”; el “humo de Satanás que por una rendija se ha metido en la Casa de Dios”, según confesaba un desengañado Pablo VI.

 

+ Héctor Aguer

Arzobispo Emérito de La Plata

viernes, 22 de septiembre de 2023

EL MUNDO ES DOXA...

El mundo es Doxa apariencia que engaña.

El libro de San Agustín "La ciudad de Dios" presenta el relato histórico de la humanidad mirado desde un atalaya teológico. Desde el Génesis hasta el infierno, fin de la ciudad terrena; y hasta el cielo, fin de la ciudad de Dios. El obispo de Hipona describe la formación, desarrollo y enfrentamiento de las dos ciudades que conviven con gran tensión hasta el fin de los tiempos.
Según la exégesis bíblica estaríamos transitando el fin de los tiempos. Ya Jesús nos advertía en su discurso escatológico sobre la llegada de estos tiempos: “Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano.” (Mt. 24, 32). 
También la Madre de Dios, en todas sus apariciones aprobadas por la Iglesia, nos pone en alerta sobre lo que está por suceder muy pronto. Muchas de sus profecías ya se han cumplido.
Debemos aclarar que no estamos refiriéndonos al fin del mundo. Este artículo no tiene por finalidad difundir el pánico, informando posibles catástrofes y terribles males para la humanidad. Nuestro objetivo no es el mismo de muchas sectas que, desde su propia denominación, intentan crear un ambiente de miedo y desesperanza abusando de la sensibilidad de la gente.
Nuestro fin, principalmente, es observar y dar a conocer, a la luz del Evangelio, de las revelaciones Marianas y de los hechos acontecidos y por acontecer, lo que estaría por venir pronto: “Así también, cuando vean todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta.” (Mt. 24. 33).
Como dijimos, para nuestra observación consideraremos las siguientes apariciones de la Virgen, con sus respectivos vínculos, para que el lector pueda acceder al contenido de cada una de ellas.


El mensaje central que une a estas cinco apariciones siempre es el mismo: Arrepentimiento, Conversión, Penitencia, Ayuno y Oración (Rezo diario del Rosario). Todos los demás hechos profetizados estarán condicionados al cumplimiento de las premisas citadas.

A nadie escapa que en el mundo actual reina el mal y el pecado en todos sus rincones. Pecados gravísimos por todos conocidos, baste con ver los noticieros. En tal sentido, nos abocaremos a mencionar algunas peculiaridades que serían los desencadenantes de aquellas profecías.
Si hablamos de pestes ya hemos padecido algunas como el SIDA o la plandemia.
Las hambrunas acechan a todo el planeta.
Las catástrofes naturales están devastando a distintas regiones con inundaciones, terremotos, incendios forestales y tsunamis (cada vez más frecuentes y de mayor intensidad).
Los enfrentamientos sociales son moneda corriente en todos los países. Ya se trate por temas delictivos o raciales: "para que los hombres se mataran entre sí..." (Ap. 6, 4).
Finalmente, nos detendremos en la guerra. Por sus terribles consecuencias de destrucción masiva, la guerra moderna o post moderna provocaría la destrucción de casi las dos terceras partes del mundo conocido. Una nueva guerra mundial haría llover fuego y azufre del cielo.
La mentira de la prensa occidental a convencido a la gente común que Ucrania le estaba ganando la guerra a Rusia. Que Rusia ya no era la temible potencia militar del siglo XX. Que sus Fuerzas Armadas estaban obsoletas y, hasta peyorativamente, se dijo que su arsenal militar era ferretería vieja y oxidada.
¡Ucrania ha perdido la guerra! Los responsables de toda esta mentira global, como siempre, son los Estados Unidos y su organismo pantalla la OTAN, al servicio de los grandes capitales. Dichos "socios" convencieron a Ucrania, con espejitos de colores, para que fuera a molestar al "Oso" que estaba tranquilo.
Desde siempre Rusia tuvo el legítimo derecho de volver a anexar a Ucrania a su territorio. Salvando las diferencias los argentinos algo conocemos al respecto.
Concretando, pues es un tema demasiado complejo. 
Ucrania sufrió en esta guerra 400 mil bajas mientras que Rusia 40 mil, sin haber realizado su primera movilización que concentraría, aproximadamente, 6 millones de soldados en la frontera con Europa. Hasta ahora Rusia empeñó sólo a soldados profesionales.
Rusia cuenta con un arsenal de tierra, mar y aire de última generación. Sus cohetes hipersónicos llevarían la guerra a París en dos horas. Este simple dato nos revela que en la actualidad, la guerra ya no se libraría en el frente sino en las retaguardias de los ejércitos. La guerra moderna se resuelve a la distancia.
Las fuerzas militares de EE.UU. no están a la altura de Rusia y menos de China. No se pueden equiparar ni en armamento, ni en disciplina y menos en experiencia militar reciente.
Como corolario: con la guerra perdida por Ucrania, EE.UU. y la OTAN quedarían expuestos a la terrible disyuntiva de enfrentar al coloso Ruso. Esa decisión nos colocaría al borde de una tercera guerra mundial y por ende, a una devastación nuclear.

Conclusión
Como católicos, deberíamos estar más preocupados por atender y satisfacer los pedidos de Nuestra Madre la Virgen María en sus apariciones, que por las cosas mundanas y coyunturales de estos tiempos. También la Iglesia vive una grave crisis, cuyo desenlace comenzaría el 4 de octubre próximo con el inicio del Sínodo de la sinodalidad. Finalizado este gran Sínodo de obispos en 2024, se cumpliría la profecía de la gran tribulación dentro de la Iglesia.
Es muy importante saber que los mensajes previenen sobre un gradual desarrollo de todos los acontecimientos.

“En cuanto a ese día y esa hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.” (Mt. 24; 35-39)

Dijo la Virgen María: "La copa ya rebosa y no puedo seguir sosteniendo el brazo fuerte de mi hijo"


(1) Con proceso abierto para establecer su veracidad. A nuestro criterio, Garabandal todavía sigue esperando el cumplimiento del "Aviso", "El Milagro" y "El Castigo" prometido por la Virgen si el mundo no se convertía.



jueves, 21 de septiembre de 2023

VALIDEZ DEL PONTIFICADO DEL PAPA FRANCISCO

 Mons. Schneider, escribe una carta confirmando la validez del pontificado de Francisco.


Desde este sitio hemos criticado muchas veces a gran parte de la jerarquía de la Iglesia Católica e, indirectamente, al papa Francisco. No obstante, en toda oportunidad se ha respetado y sostenido dicho pontificado. Estamos en desacuerdo con ciertos escritos, declaraciones y acciones realizadas por el papa, cuestión que no impide reconocer su autoridad como representante de Cristo en la tierra.
Para finalizar con toda polémica y discusión sobre la validez del pontificado de Francisco, publicamos a continuación una declaración del obispo Schneider argumentando no sólo la legitimidad sino su permanencia en el trono de Pedro.
Asimismo, pedimos a los lectores rezar por el papa Francisco para que Dios lo acompañe y sostenga en estos tiempos difíciles, a fin de conservar la fe, la unión y la doctrina de la Iglesia contra toda herejía.

Declaración de Mons. Schneider

“No existe autoridad que pueda declarar ni considerar inválido un papa elegido y mayoritariamente aceptado. La práctica ininterrumpida de la Iglesia deja claro que aun en el caso de que una elección fuera inválida queda de facto subsanada por la aceptación general del pontífice electo por mayoría absoluta de los cardenales y obispos.

Incluso en caso de que el papa incurriera en herejía, no perdería automáticamente el cargo ni existe organismo en la Iglesia que pueda deponerlo oficialmente por su heterodoxia. Sería algo afín a la herejía del conciliarismo o epicospalismo. En esencia, la herejía conciliarista o episcopalista consiste en afirmar que dentro de la Iglesia existe un organismo (sea concilio ecuménico, sínodo, colegio cardenalicio o colegio episcopal) que puede emitir un juicio legal vinculante sobre un pontífice.

La teoría de que la herejía acarrea la pérdida automática del cargo de papa no deja de ser una opinión, y esto lo observó el propio San Roberto Belarmino y no lo expuso como una enseñanza del Magisterio. El magisterio pontificio perenne jamás ha enseñado tal posibilidad. Cuando entró en vigor el Codigo de Derecho Canónico (Codex Iuris Canonici) de 1917, el Magisterio de la Iglesia suprimió en la nueva legislación la observación del Decreto de Graciano que figuraba en el antiguo Corpus Iuris Canonici que sostenía que el pontífice que se apartaba de la recta doctrina podía ser depuesto. En ningún momento ha admitido el Magisterio de la Iglesia un procedimiento canónico de destitución de un papa hereje. La Iglesia carece de autoridad formal o judicial sobre el Sumo Pontífice.

La más cierta doctrina católica afirma que en el supuesto de que un papa incurra en herejía los miembros de la Iglesia pueden evitarlo, resistirlo o negarse a obedecerlo, todo lo cual se puede hacer sin necesidad de una teoría u opinión que sostenga que el papa hereje deje automáticamente de ser pontífice o pueda ser depuesto por ello.

En vista de ello, tenemos que atenernos a la vía más segura (via tutior) y dejarnos de defender lo que son meras teorías de teólogos (aunque sea el mismismo San Roberto Belarmino) que afirmen que el papa hereje deja automáticamente de ser papa o puede ser destituido.

Un pontífice no puede incurrir en herejía cuando se pronuncia ex cathedra; esto es dogma de fe. Ahora bien, cuando no hace una declaración ex cathedra, puede caer en ambigüedades doctrinales, errar y hasta incurrir en la heterodoxia. Y como el papa no es lo mismo que la totalidad de la Iglesia, la Iglesia es más fuerte que un simple papa que yerre o sea hereje. En un caso así, hay que corregirlo de forma respetuosa (evitando una ira puramente humana y palabras irrespetuosas) y resistirlo como se resiste a un mal padre de familia. Los miembros de la familia no pueden declarar que su mal padre ya no es su padre. Pueden corregirlo, negarse a obedecerlo, apartarse de él, pero no pueden revocar su paternidad.

Los buenos católicos conocen la verdad y tienen el deber de proclamarla, así como de ofrecer reparaciones por los errores de los papas que yerran. Dado que es humanamente imposible resolver el caso de un pontífice hereje, hay que implorar a Dios con fe sobrenatural que intervenga, porque ese papa que yerra no es eterno, es temporal, y la Iglesia está en manos de Dios.

Debemos tener suficiente fe sobrenatural, confianza, humildad y espíritu de la Cruz para soportar una prueba de tal magnitud. En estas situaciones, que son relativamente breves (comparadas con los 2000 años de la Iglesia), no debemos caer en reacciones excesivamente humanas ni buscar soluciones fáciles (cómo declarar la invalidez de un pontificado), sino mantener la sobriedad, la sangre fría, sin perder una perspectiva auténticamente espiritual y la confianza en que Dios intervendrá y en que la Iglesia es indestructible.”

 + Athanasius Schneider




martes, 19 de septiembre de 2023

LA BATALLA ESPIRITUAL

 ¿Qué batalla debe librar el católico, la cultural o la espiritual?

Continuando con la línea de pensamiento de este blog (ver la publicación anterior de ¿Católicos?), estimamos muy oportuno compartir el video del economista y escritor Dante Urbina. Además de su formación académica, este notable joven con profunda formación católica, brinda una visión cristiana de la política y de cómo hacer política aplicando los principios y valores de la Doctrina Social de la Iglesia. Principios y valores que ya fueron comprobados con la creación de la cristiandad (Europa) desde el año 1.000 al 1.300 aproximadamente, cuya organización sentó las bases del mundo moderno a través de las artes, las universidades, la economía y el trabajo entre otras actividades. Una edad luz denostada por los enemigos de la Iglesia, cuya maldad alcanzó su máxima expresión con la Revolución Francesa; iniciadora de la perversión moral y política que persiste hasta nuestros días.
El disertante le plantea, a los católicos, una visión completamente distinta de las actuales ideologías. Ubica el centro de gravedad de la acción en la batalla espiritual y no en la batalla cultural.
Refutando todo tipo de pragmatismo liberal o marxista, afirmamos que la mayoría popular de algo intrínsecamente malo nunca puede dar frutos buenos. Para un católico el fin no justifica los medios. El hombre no vale por lo que hace sino por lo que es.
Insistimos, estamos transitando el fin de los tiempos y más tarde o más temprano en el mundo se librará la batalla final entre el bien y el mal. Entre Cristo Rey y el demonio.



domingo, 17 de septiembre de 2023

¡HEREJES! SAN JUDAS YA LOS CONOCÍA

“Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar…” (Lc. 17, 2)

San Judas Tadeo

Dios todo lo ve. Lobos vestidos de ovejas, por más que quieran confundirse con el rebaño para llevar a cabo sus más arteras traiciones a Nuestro Señor Jesucristo no quedarán impunes. Deberían temblar con temblor de muerte ante las advertencias hechas por Jesús. 
Se muestran santos, bondadosos, solidarios, amorosos y diligentes con los más necesitados "sepulcros blanqueados"; en realidad son fariseos y masones al servicio de su padre “Ustedes tienen por padre al demonio y quieren cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo fue homicida”.
Ignoran la tradición, desconocen el magisterio, tergiversan la doctrina y adulteran la liturgia para convertirse en la Mona de Dios. Así como lo profetizó Robert Huge Benson en su libro "Amo del mundo", pretenden ocupar la Casa de Dios para consagrarla a vuestro padre y allí adorarlo.
Es muy probable que lo logren pero, "el Señor los tiene encadenados eternamente en las tinieblas para el Juicio del gran Día."
A continuación, transcribimos la carta de San Judas para que la lea el rebaño engañado pero sobre todo los herejes.

“Judas, servidor de Jesucristo, hermano de Santiago, saluda a los que han sido llamados, a los amados de Dios, el Padre, y protegidos por Jesucristo.

Llegue a ustedes la misericordia, la paz y el amor en abundancia.

Queridos míos, yo tenía un gran deseo de escribirles acerca de nuestra común salvación, pero me he visto obligado a hacerlo con el fin de exhortarlos a combatir por la fe, que de una vez para siempre ha sido transmitida a los santos.

Porque se han infiltrado entre ustedes ciertos hombres, cuya condenación estaba preanunciada desde hace mucho tiempo. Son impíos que hacen de la gracia de Dios un pretexto para su libertinaje y reniegan de nuestro único Dueño y Señor Jesucristo.

Quiero recordarles, aunque ustedes ya lo han aprendido de una vez por todas, que el Señor, después de haber salvado al pueblo, sacándolo de Egipto, hizo morir en seguida a los incrédulos.

En cuanto a los ángeles que no supieron conservar su preeminencia y abandonaron su propia morada, el Señor los tiene encadenados eternamente en las tinieblas para el Juicio del gran Día.

También Sodoma y Gomorra, y las ciudades vecinas, que se prostituyeron de un modo semejante a ellos, dejándose arrastrar por relaciones contrarias a la naturaleza, han quedado como ejemplo, sometidas a la pena de un fuego eterno.

Lo mismo pasa con estos impíos: en su delirio profanan la carne, desprecian la Soberanía e injurian a los ángeles gloriosos.

Ahora bien, el mismo arcángel Miguel, cuando se enfrentaba con el demonio y discutía con él, respecto del cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir contra él ningún juicio injurioso, sino que dijo solamente: «Que el Señor te reprima».

Estos impíos, en cambio, hablan injuriosamente de lo que ignoran; y lo que conocen por instinto natural, como animales irracionales, sólo sirve para su ruina.

¡Ay de ellos! Porque siguieron el camino de Caín; por amor al dinero cayeron en el extravío de Balaam y perecieron en la rebelión de Coré.

Ellos manchan las comidas fraternales, porque se dejan llevar de la glotonería sin ninguna vergüenza y sólo tratan de satisfacerse a sí mismos. Son nubes sin agua llevadas por el viento, árboles otoñales sin frutos, doblemente muertos y arrancados de raíz; olas bravías del mar, que arrojan la espuma de sus propias deshonras, estrellas errantes a las que está reservada para siempre la densidad de las tinieblas.

A ellos se refería Henoc, el séptimo patriarca después de Adán, cuando profetizó: «Ya viene el Señor con sus millares de ángeles, para juzgar a todos y condenar a los impíos por las maldades que cometieron, y a los pecadores por las palabras insolentes que profirieron contra él».

Todos estos son murmuradores y descontentos que viven conforme al capricho de sus pasiones: su boca está llena de petulancia y adulan a los demás por interés.

En cuanto a ustedes, queridos míos, acuérdense de lo que predijeron los Apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.

Ellos les decían: «En los últimos tiempos habrá gente que se burlará de todo y vivirá de acuerdo con sus pasiones impías».

Estos son los que provocan divisiones, hombres sensuales que no poseen el Espíritu.

Pero ustedes, queridos míos, edifíquense a sí mismos sobre el fundamento de su fe santísima, orando en el Espíritu Santo.

Manténganse en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la Vida eterna.

Traten de convencer a los que tienen dudas, y sálvenlos librándolos del fuego. En cuanto a los demás, tengan piedad de ellos, pero con cuidado, aborreciendo hasta la túnica contaminada por su cuerpo.

A aquel que puede preservarlos de toda caída y hacerlos comparecer sin mancha y con alegría en la presencia de su gloria, al único Dios que es nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea la gloria, el honor, la fuerza y el poder, desde antes de todos los tiempos, ahora y para siempre. Amén.” 



miércoles, 13 de septiembre de 2023

¿CATÓLICOS?

 ¡Hay que elegir un bando!



“Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca.” (Ap. 3, 16).

“El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. Por eso les digo que todo pecado o blasfemia se les perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.” (Mt. 12, 30).

La "blasfemia contra el Espíritu Santo" es la oposición consciente y endurecida a la verdad, "porque el Espíritu es la verdad" (1 Juan 5:6). La resistencia consciente y endurecida a la verdad aleja al hombre de la humildad y el arrepentimiento, y sin arrepentimiento no puede haber perdón.

Es más que evidente que estamos transitando un cambio de época, un cambio epocal lo llamaron muchos pontífices. La interpretación bíblica identifica este cambio con el fin de los tiempos, que no es el fin del mundo. El mundo está dando signos de parto: catástrofes naturales, guerras, enfrentamiento sociales, hambrunas, pestes, decadencia moral, abuso de niños, aborto, tráfico de órganos y un interminable etcéteras de pecados. En definitiva, es la lucha entre las "dos ciudades" de san Agustín o "las dos banderas" de san Ignacio. La lucha entre el bien y el mal se manifiesta con contundencia hic et nunc aquí y ahora.

Hay muchos que dicen ser "católicos". Pues lo serán por censo o por tradición familiar no por adherir a la Fe, a la doctrina y a la tradición de la Iglesia Católica. "Soy católico no practicante"; "Soy católico pero no creo en la Iglesia"; "Soy católico, rezo pero no voy a Misa", "Soy católico pero voto por candidatos contrarios a la doctrina cristiana"... Son católicos que "creen" en Dios pero viven según sus conveniencias, aceptando los mandatos y la moda del mundo. ¡Eso no es ser católico! Ya quedan muy pocos católicos fieles a Cristo. Ser fiel a Cristo implica vivir según sus enseñanzas, obedeciendo sus mandamientos por amor a Él. Cuando digo soy católico quiero decir que soy parte de su iglesia (Cuerpo místico de Cristo), que acepto y practico sus preceptos, que frecuento los sacramentos, que predico y defiendo la Fe contra el ataque de sus enemigos de dentro y de afuera. Ser católico es disponer toda mi vida en Cristo.

Estos son tiempos que exigen ordenar nuestras prioridades, haciendo un personal sinceramiento sobre quienes somos en realidad. Cada día que pasa hay más católicos conversos al liberalismo, al marxismo, al ateísmo y al agnosticismo, como también a las sectas protestantes y religiones orientales. Quedan muy pocos católicos dispuestos a dar la vida por Cristo Rey; y de eso se trata el combate actual: de elegir luchar y morir por Cristo o por su enemigo el demonio. Deberíamos tomar ejemplo de los mártires de la revolución francesa, de los mártires de la guerra en España y de los mártires de la cristiada en México. El católico liberal hace más daño a la Iglesia que todos los enemigos a quienes critica sin misericordia.

“Proclama la Palabra de Dios, insiste con ocasión o sin ella, arguye, reprende, exhorta, con paciencia incansable y con afán de enseñar. Porque llegará el tiempo en que los hombres no soportarán más la sana doctrina; por el contrario, llevados por sus inclinaciones, se procurarán una multitud de maestros.” (2 Tim. 2).

Encíclica contra la modernidad:

(Click aquí) Pascendi Dominici Gregis (Pío X)




martes, 12 de septiembre de 2023

SÍNODO SOBRE LA SINODALIDAD

 En esta página nos proponemos informar y advertir a los católicos de a pie sobre lo que está por suceder en la Iglesia. A continuación ofrecemos una breve síntesis y en la imagen un vínculo para acceder a la obra en cuestión.


La palabra sínodo viene del latín sinodus, vocablo prestado del griego y especialmente empleado en el latín eclesiástico, procedente del griego σύνοδος (encuentro, reunión, asamblea), compuesta del prefijo griego συν- (reunión, acción conjunta) y la raíz de δος (ruta, camino, viaje); o sea, caminar juntos o en conjunto.

En la tradición de la Iglesia esta modalidad, este encuentro de obispos, es una práctica relativamente nueva.

El Sínodo de los Obispos es un organismo permanente de la Iglesia Católica, externo a la Curia Romana, que representa al episcopado. Fue creado por el Papa Paulo VI, a través del Motu Proprio Apostolica sollicitudo, el 15 de setiembre de 1965.

Por mucho que se presente como “moderno” y “actualizado”, el espíritu sinodal se nutre de viejos errores y herejías. Son hombres que eligen caminar juntos pero no con Cristo.

Ya a principios del siglo XV, con el pretexto de adaptar la Iglesia a la nueva mentalidad nacida con el Humanismo, surgió la corriente llamada “conciliarista”, que pretendía reducir el poder jerárquico del Papa en favor de una asamblea conciliar.

Viejos errores, dicho sea de paso, denunciados por el teólogo Joseph Ratzinger: “La idea del sínodo mixto como suprema autoridad permanente para el gobierno de las iglesias nacionales es, a la luz de la Tradición de la Iglesia, así como a la luz de la estructura sacramental y de la finalidad específica de la Iglesia, una quimera. Un sínodo de este tipo carecería de toda legitimidad y deberíamos contundente y claramente negarle la obediencia”.

Este sínodo sobre la sinodalidad, valga la ampulosa redundancia, es una revolución subversiva ejecutada por la misma jerarquía de la Iglesia. Es una revolución, porque implica un cambio violento y radical de la estructura eclesiástica. Es subversiva, porque busca trastornar el orden moral y espiritual de la Iglesia, pretende cambiar dogmas a partir de una moderna interpretación de los mismos.

El padre Castellani ya nos había advertido en su libro “Cristo y los fariseos”: “Cuando la política entra dentro de la religión se produce una corrupción extraña. En estas condiciones el poder se vuelve temible, porque puede obligar en conciencia.” La política ha entrado dentro de la religión y esta religión contaminada por espurias prácticas, intenta democratizar el gobierno de la Iglesia a través de un sistema mixto (Obispos y laicos), donde el poder de decisión sobre temas morales, dogmáticos, litúrgicos y otros tantos ya no lo tendrá el Vicario de Cristo sino el pueblo. Si este sínodo dirigido e integrado en su mayoría por los representantes del modernismo logra imponer su voluntad, ya no será Pedro quien ate o desate en la tierra será la voluntad popular.

Es digno de mención el testimonio de Gavin Ashenden, antiguo obispo anglicano y capellán de la Reina Isabel, que se convirtió al catolicismo: “Creo que los antiguos anglicanos pueden ser de alguna ayuda, porque ya han visto la artimaña de la sinodalidad aplicada a la Iglesia de Inglaterra, con efectos divisorios y destructivos. Como antiguos anglicanos, ya hemos visto esta trampa. Forma parte de la espiritualidad de los progresistas. En pocas palabras, envuelven contenidos cuasi marxistas en lenguaje espiritual y luego hablan del Espíritu Santo”.

Como fieles laicos no podemos permanecer pasivos y dóciles a este intento de destronar, de divorciar a Nuestro Señor Jesucristo de su esposa la Iglesia. En estos tiempos críticos estamos obligados a cumplir con nuestra misión como soldados en la Iglesia militante, para defender la Fe bajo el estandarte de Cristo Rey.

Para el observador diligente, el panorama se tiñe de tonos apocalípticos. Está en marcha una maniobra para demoler la Santa Iglesia Católica, borrando elementos fundamentales de su constitución divina, de su doctrina y de su moral, haciéndola así irreconocible. En la grey decepcionada no todos reaccionan adecuadamente. Algunos ceden a la tentación del sedevacantismo: abandonan la Iglesia para volverse autorreferenciales. Otros sucumben a la tentación de la apostasía: abandonan la Iglesia para abrazar otras confesiones. La mayoría se hunde en la indiferencia: abandonan a la Iglesia a su triste destino… ¡Se equivocan de manera flagrante! Amicus certus in re incerta cernitur. Es precisamente ahora cuando la Santa Iglesia necesita hijos amorosos e intrépidos que la defiendan de sus enemigos, externos e internos. ¡Dios nos pedirá cuentas!





lunes, 11 de septiembre de 2023

MISA VILLERA

 

La Iglesia moderna persiste en hacer política desde los altares.



Está muy bien que la Iglesia defienda al papa de las agresiones de un personaje como Milei representante del más recalcitrante liberalismo, madre de todos los males. Lo que no esta bien es el lugar y la forma. No es la forma, porque la Santa Misa revive el Sacrificio de Cristo nuestro Dios y es el rito más sagrado para adorarlo; no puede convertirse en una tribuna política. No es el lugar, porque la opción por los pobres no implica utilizar su digna condición, Jesús era pobre, para hacer propaganda por un socialismo disfrazado de Doctrina Social. Cristo vino a redimir al hombre del pecado para así alcanzar la salvación eterna. Esta muy bien la inclusión, está muy bien la fraternidad, lo que no esta nada bien es justificar el pecado: "Tus pecados te son perdonados vete y no peques más". Nunca dijo está todo bien viví como quieras. La Iglesia no debe confundir evangelización con proselitismo político. Esta Misa fue utilizada como un acto político con barata demagogia.

sábado, 9 de septiembre de 2023

FIRMES EN LA FE

 Un valiente príncipe de la Iglesia, el Obispo Strickland nos arenga para librar el buen combate...



jueves, 7 de septiembre de 2023

EL GRAN AVISO

 No debemos subestimar las revelaciones Marianas. Ya existen signos más que evidentes del cumplimiento de sus profecías...

“Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres.”



Evangelio según San Mateo, Cap. 24; 9-20

“Ustedes serán entregados a la tribulación y a la muerte, y serán odiados por todas las naciones a causa de mi Nombre.
Entonces muchos sucumbirán; se traicionarán y se odiarán los unos a los otros.
Aparecerá una multitud de falsos profetas, que engañarán a mucha gente.
Al aumentar la maldad se enfriará el amor de muchos, pero el que persevere hasta el fin, se salvará. 
Cuando vean en el Lugar santo la Abominación de la desolación, de la que habló el profeta Daniel –el que lea esto, entiéndalo bien– los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; el que esté en la azotea de su casa, no baje a buscar sus cosas; y el que esté en el campo, que no vuelva a buscar su manto.
¡Ay de las mujeres que estén embarazadas o tengas niños de pecho en aquellos días!
Rueguen para que no tengan que huir en invierno o en día sábado.                         
Porque habrá entonces una gran tribulación, como no la hubo desde el comienzo del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás.
Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
En cuanto a ese día y esa hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé.
En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.”

miércoles, 6 de septiembre de 2023

DE LA CÁBALA AL ABORTO

 Expondremos a continuación un fragmento del libro "De la Cábala al progresismo" del P. Julio Meinvielle que, a nuestro juicio, demuestra la raíz demoníaca de la práctica del aborto.



Desde la creación del hombre Dios le ha revelado verdades y conocimientos al ser humano. Dichas verdades fueron transmitidas oralmente constituyendo una tradición. Con el tiempo, tales conocimientos fueron escritos en un libro llamado "Talmud". Esos libros fueron celosamente guardados por los "sabios" del pueblo elegido. No sólo guardados sino que reescritos con imaginarias especulaciones contaminadas por ritos y prácticas paganas recogidas de las civilizaciones que le habían esclavizado (Babilonia y Egipto). De tal suerte, "la tradición perversa y cabalística cobra origen en la tradición buena, que es pervertida por la malicia del hombre, quien, a su vez, se deja seducir y alienar por el diablo".
El libro del padre Julio se propone demostrar que, "a través de la historia humana no hay sino dos actitudes fundamentales de pensamiento y de vida: una, la católica, que es la tradición recibida de Dios por Adán, Moisés y Jesucristo, y cuyo insuperado expositor ha sido Santo Tomás de Aquino; la otra gnóstica y cabalística que alienta los errores en todos los pueblos de la gentilidad y en la apostasía del judaísmo primero y luego en la del cristianismo mismo, que se verifica de modo particular en el mundo moderno". En el mismo origen estas tradiciones no eran dos sino una sola, porque existen únicamente Dios y el bien.
"Ustedes tienen por padre al demonio y quieren cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo el fue homicida y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira." (Jn 8, 44).

A continuación el fragmento mencionado como objeto de este escrito:

“Un judío muy sabio, a punto de morir, había hecho a los judíos esta predicción: «Vosotros no podéis curaros de la vergonzosa enfermedad que os aflige sino por el uso de sangre cristiana…, porque la sangre humana está en el fondo de las prácticas de la magia».

 Le es menester a la magia sangre, sangre humana y grasas humanas para cumplir sus ritos y perfeccionar sus crismas sagrados, sus ungüentos maleficiarios, sus sacramentales, para alcanzar su objetivo sacrílego. Aquí, allá y en todas partes según el tiempo, según el genio y el grado de civilización de los pueblos, le es menester esta sangre y esta carne, brebaje y medio de regeneración mística. Y, desde el origen de los tiempos históricos, la Biblia misma nos da, sobre el suelo de Canaan, el espectáculo de estas odiosas prácticas, de esta antropofagia sacra, de esta carne y esta sangre humana que comían y bebían los judíos con los cabalistas de Canaan y cuyos encantamientos exigían el uso.

Procedimientos de cábala y de magia, es decir, medios demoníacos, pero empleados a título de medios religiosos o científicos, he aquí dos cosas que se reproducen sin cesar en el judío en el ejercicio del arte de curar o de predecir los males del cuerpo.

Y, en el examen atento de los crímenes de niños cometidos por judíos, lo que llamará más vivamente la atención de un sagaz investigador no será siempre y sólo un feroz sentimiento de odios religiosos; será con frecuencia la intención de hacer servir la sangre humana y las carnes desgarradas a operaciones mágicas dotadas de la virtud de curar males del cuerpo y del espíritu.

Pero lo importante y lo que debe ser suficientemente destacado es que el sueño de los conspiradores de la Cábala ha sido siempre apoderarse hábilmente del poder y retenerlo disimuladamente en provecho propio. Debían crear una sociedad entregada a la abnegación por votos solemnes, protegida por reglamentos severos, que se reclutaría por la iniciación y que, sola depositaria de los grandes secretos religiosos y sociales, haría reyes y pontífices sin exponerse a las corrupciones del poder."

A partir de Caín en adelante la humanidad se divide en dos bandos o en "Dos ciudades" a decir de San Agustín. Dos amores han dado origen a dos ciudades: el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios, la terrena; y el amor de Dios hasta el desprecio de sí, la celestial. La primera se gloría en sí misma; la segunda se gloría en el Señor. Subsiste en el mundo desde su creación una guerra entre el bien y el mal.

La tradición talmúdica se convierte entonces en lo que el Talmud llama el vinagre, el hijo del vino. Así pues, aquella primera perversión llega a nuestros días con los nombres de Cábala moderna o Cábala de izquierda, o Cábala farisaica, o Cábala mágica. El mal se esconde y actúa desde organizaciones secretas o pantallas filantrópicas cuyo mayor exponente es la masonería.

La sangre humana continúa alimentando los rituales demoníacos que exige el príncipe del mundo. En el mundo actual no sólo se sacrifican niños por nacer sino que, también se comercializa las grasas humanas de sus desechos como materia prima de productos banales. 

El demonio odia especialmente a la mujer porque fue una Mujer la que pisó la cabeza de la serpiente. Sus discípulos usan a la mujer y al fruto de su vientre para adorarle.



sábado, 2 de septiembre de 2023

¡CRISTO ES DIOS!

Palabras que dejó Cristo nuestro Señor escritas a sus tres siervas Santa Matilde, Santa Brígida y Santa Isabel Reina de Hungría.

 

"Ecce Homo"

“Sabed, amadas hijas mías, como los sayones que me prendieron en el huerto de Getsemaní fueron 58; los ejecutores de la sentencia 32; los que me llevaron atado fueron 3; diéronme 300 puñadas en la boca; cuando me llevaban preso desde el huerto hasta la casa de Anás me dieron 7 fuertes empujones; diéronme 5.600 azotes en la columna; me escupieron en el Rostro 72 veces; hiciéronme en el cuerpo más de 100 llagas, y en la cabeza más de 100 agujeros; cuando iba al Calvario caí 3 veces con la Cruz acuestas; estando clavado en la cruz, tenía la cara tan desfigurada que apenas podía ser conocido; las gotas de sangre que derramé en mi dolorosísima Pasión, fueron 30.708”

Estas reflexiones ya no van dirigidas a los incrédulos ateos, ni a los sabios gnósticos, ni a los pragmáticos agnósticos. Van dirigidas a la Iglesia interior fundada con la Divina Sangre de Cristo. Una Iglesia cuya jerarquía y cuerpo eclesiástico, salvo muy pocas y heroicas excepciones, retoma herejías de los primeros siglos del cristianismo. Así en hogaño, como en aquella naciente comunidad, se vuelve a negar la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Una herejía muy conveniente para adaptar su doctrina a los caprichos del mundo. ¡Cristo molesta!

Un frente de ataque va dirigido al Jesús histórico. Negando sus milagros y menospreciando su Palabra con el argumento de que estaba sujeto a la rigidez de una cultura.

- ¿Puede una persona someterse a un castigo y a una tortura como la descrita al inicio para sostener y defender una mentira?

«Te conjuro por el Dios vivo a que me digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios». Jesús le respondió: «Tú lo has dicho. Además, les aseguro que de ahora en adelante verán al hijo del hombre sentarse a la derecha del Todopoderoso y venir sobre las nubes del cielo». (Mt. 26; 63-64).

- ¿Puede un solo hombre si no es Dios reunir a otros doce y, con ese pequeño grupo de incrédulos, fundar una Iglesia que se difundió por todo el mundo y sobrevivió a furiosos ataques durante dos mil años?

- ¿Pueden morir martirizados 70 millones de personas en toda la historia de la Iglesia por defender una mentira?

Negar la existencia del demonio o no hablar de su acción maligna es llamar mentiroso a Cristo. No hablar del pecado y de la condenación eterna es negar a Dios. Destacar solamente la misericordia de un dios panteísta, obviando su justicia, es no tener temor de Dios. Desacralizar la liturgia, la adoración al Santísimo Sacramento y a la Cruz con circenses ceremonias, es celebrar un banquete para los hombres en lugar de revivir el Sacrificio de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor. 

Todo esto y muchos más sacrilegios ocurren hoy en el interior de la Iglesia. “Pastores y fieles laicos” están negando la Divinidad de Cristo para justificar sus miserias humanas y calmar sus conciencias; sin darse cuenta que el mundo es Doxa, apariencia que engaña.

Pues sepan que van a morir, van a ser juzgados y van a padecer el infierno eterno. 
Al final, el que se salva sabe y el que no se salva no sabe nada.




viernes, 1 de septiembre de 2023