¿DEMOCRACIA?
Baphomet "Voten a quien voten siempre me votarán a mí" |
La farsa argentina
Abrumado por la estupidez y la somnolencia generalizada de la sociedad argentina, me siento impelido a reflexionar sobre algunos acontecimientos de nuestra historia.
“La
historia se repite dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa”,
deprimente verdad la de Carlitos Marx.
¡Tenéis que votar! ¡Es un deber ciudadano! ¡Si no votáis estáis favoreciendo a los delincuentes que nos gobiernan! ¡Hay que votar el mal menor! ¿¡No votas...!?
Venimos de doscientos años de “independencia” y me remito al inicio, la historia se repite dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa.
Qué
podemos pretender de un ser argentino cuyo juego nacional es el “truco”. Juego
basado en el engaño, la mentira, en el guiño de ojos y en la charlatanería. Viveza
criolla le dicen.
En 1806
y 1807 sufrimos dos invasiones de una malnacida potencia que pretendía despojar
a España de sus dominios. Ingenuo es quien piensa que ahí murió el hecho. No,
todo lo contrario, esos herejes piratas organizados en sociedades secretas
persistieron en el intento a como dé lugar de hacerse con nuestras tierras.
Rechazados por la fuerza recurrieron a la compra de voluntades. Como nunca
falta un “piola” que quiera ganarse un mango, poder o fama comenzó una época de
entregas, vendepatrias los llamó un
general.
Así las
cosas, estimado lector, nuestra incipiente Nación inició un recorrido hacia el
futuro plagado de inescrupulosos traidores. La madre de todos los males, el
liberalismo inglés, inoculó su mortal veneno en nuestra sociedad. Desde sus sociedades
secretas como la masonería principió el desmoronamiento de nuestro acervo
hispánico y católico.
Masones
y liberales como Carlos María de Alvear, Bernardino Rivadavia, Justo José de
Urquiza, Domingo F. Sarmiento, Bartolomé Mitre (…) Martínez de Hoz y otros
tantos colaboracionistas hasta nuestros días se esforzaron y reconfortaron
entregando el patrimonio nacional y parte de su territorio a manos de nuestro
histórico enemigo, el inglés.
Algún
ingenuo distraído va a decir: así que el liberalismo causó todos los males y el
socialismo, no tuvo nada que ver. Estimado, el socialismo es el hijo bastardo
del liberalismo. Recomiendo la lectura de la Encíclica “Rerun Novarun” de León
XIII. La democracia liberal y perversa inventó la “derecha” y la “izquierda”, a
la sazón, como decía Ortega y Gasset: “Ser de la derecha o de la izquierda es
una de las tantas formas que tiene un hombre de elegir ser un imbécil”. En el
perverso juego de la democracia, los amos del mundo a veces pedalean con la
derecha y a veces con la izquierda según les convenga a sus intereses.
Ahora
bien, si la historia repetida por segunda vez es una farsa cuál es la farsa
actual.
La
farsa actual es continuar jugando a la democracia votando a candidatos que
dicen abiertamente que van a entregar la Patria a nuestros históricos enemigos.
Ya no se trata de una cuestión histórica sino de estupidez generalizada. El mal
siempre es el mal, no hay mal menor ni mal mayor.
En el
hipotético caso que nuestra patria, como lo estuvo Francia y Polonia en la segunda
guerra, estuviera ocupada por una potencia enemiga Ud. ¿colaboraría con el
enemigo?, le recuerdo que a los colaboracionistas los
rapaban. Quiero imaginar que la mayoría se enrolaría en la resistencia. Por
suerte, aún no estamos invadidos físicamente pero sí estamos invadidos
políticamente, económicamente e ideológicamente por aquél enemigo devenido en un Nuevo Orden que rinde culto a Baphomet.
Propongo volver a nuestra tradición y a nuestros valores
católicos. Propongo la resistencia y no colaborar con la dictadura del número
donde el bien y el mal, la vida o la muerte, la verdad o la mentira se deciden
en un plebiscito. Propongo no favorecer la entrega de nuestro territorio y de
nuestras riquezas al mejor postor para asegurarnos el “puchero”. Propongo
continuar la lucha de miles de patriotas que en antaño como en hogaño ofrendaron
su vida por la Patria. Propongo no deshonrar a los héroes de la independencia,
a las víctimas del terrorismo y a los 649 muertos en la guerra de Malvinas que
pelearon con bravura y honor contra el inglés. Otra vez el inglés que en 1833
nos robó nuestras tierras.
En el
circo del sufragio universal los candidatos -candidato viene de “cándido”-
presidenciables proponen entregar la soberanía, la independencia, el territorio
y las riquezas a las potencias extranjeras, siguiendo los lineamientos de la
Agenda 2030. Votar es colaborar con el enemigo.
Este
país es una farsa y piensa como Groucho Marx: “Estos son mis principios si no
les gustan los cambio”. Nunca debemos perder la dignidad so pena de
convertirnos en pusilánimes.
Para
terminar, como siempre citaré al gran Castellani:
“Si
quieres salvar a la patria salva tu alma ni antes ni después sino al mismo
tiempo”.
La
patria se salva confiando en Dios y no en un político. Primero debemos cambiar
nosotros. Dejar de hacer el ridículo con tantas frivolidades y perversas
ideologías que nos conducen a comportarnos como animales. La Argentina tiene
mutilado su espíritu y no hay prótesis que lo repare.
Daniel Elía
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