¿Qué es la cauterización de conciencia?
La cauterización consiste en colocar un instrumento caliente (un hierro) sobre una herida para cerrar vasos sanguíneos y así parar el sangrado. Pues bien, la cauterización de la conciencia se realiza cuando la misma no siente remordimiento alguno por los pecados cometidos; también podríamos aplicar dicha cauterización al sangrado de un corazón insensible.
Esto vale para todo tipo de pecado pero, dadas las circunstancias político-económicas de las naciones en la actualidad, nos centraremos en un pecado que es capital: la codicia.
¿Por qué nos referimos a las naciones? lo hacemos porque son ellas y sus pueblos las víctimas de la usura internacional. La codicia es el deseo vehemente y voraz de poseer riquezas o bienes a como de lugar.
La usura es el medio, es la herramienta mediante la cual los grandes capitales esclavizan a las naciones desangrando cual vampiros sus bienes y sus recursos naturales.
La República Argentina es un ejemplo vivo de ese desangre, soportando durante décadas una inmensa deuda que jamás podrá cancelar. Pagando eternos y renovables intereses usurarios a costa de la pauperización de su pueblo. Que ningún distraído le eche la culpa sólo a la corrupción política, porque la usura necesita comprar voluntades.
En pocos días, un flamante presidente asumirá sus funciones en un país que está en llamas.
El presidente electo Javier Milei hizo apología de la usura mediante una dramatización grabada en el video que adjuntamos.
Este es el perfil del futuro presidente, un apostata que "glorifica" la usura entre otras propuestas reñidas con la buena moral. Dado su perfil no asombra su inescrupulosa apología, sí sorprende, la cauterización de la conciencia ciudadana ante la propuesta de semejante pecado. Muchos dicen: pero ya no existe la usura, eso era en la antigüedad, si hoy los bancos ofrecen préstamos con intereses superiores al 150%.
Estimados lectores católicos, la usura no es un error, no es un desliz, no es una costumbre, es un pecado capital que ofende a Dios y esclaviza al hombre.
El genio de William Shakespeare representó magistralmente este pecado en su obra "El mercader de Venecia" allí, su personaje Shylock encarna al usurero que presta dinero a cambio de una libra de carne del prestatario, cortada cerca de su corazón y, no acepta, como pago del préstamo el doble del capital.
La usura fue condenada en el año 1745 por el papa Benedicto XIV en su encíclica "Vix Pervenit" (click)
¡La usura mata y la conciencia cauterizada es cómplice!
Daniel Elía
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