“La serpiente dijo a la mujer: «No, no
morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les
abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal».”
(Génesis 3, 4)
La diferencia entre un laico y un sacerdote es que el laico puede tomarse ciertas licencias y hablar crudamente con el lenguaje del mundo.
Vamos a ser más explícitos, los cardenales le enviaron las Dubias al papa para que responda con un "SI" o con un "NO" las siguientes preguntas:
1. ¿Se puede ordenar sacerdotisas?
2. ¿Se puede bendecir a parejas heterosexuales u homosexuales que viven en pecado?
3. ¿Se pueden casar los sacerdotes?
4. ¿Se puede recibir la Eucaristía en pecado mortal?
5. ¿Se puede abortar?
El sínodo de la sinodalidad está deliberando en Roma sobre todos estos temas. A su fin, en el año 2024, se expedirá aceptando o rechazando las cuestiones citadas.
Este Blog, laico, tiene la intención de provocar la reflexión de aquellos laicos y "católicos" que responderían con un rotundo "SI", a todas estas herejías.
1. ¡No se puede ordenar sacerdotisas!
Cristo, como Dios que es, conoce en modo perfecto a sus creaturas. Por eso sabe que la mujer debe ocupar en la historia el rol que le asignó, sin intervención de ningún capricho humano.
Si la mujer moderna o postmoderna se siente menospreciada o relegada a un segundo plano, es porque la serpiente (ideologías progres) le abrió lo ojos para ser diosas. Los "tacos altos", la vanidad femenina, su sensualidad y empoderamiento entre otros defectos, convertirían al altar y a la Iglesia en una suerte de peluquería, donde se sufrirían todos los defectos que le son propios a ese ambiente, los cuales, no los decimos para no ser demasiado crueles pero, ellas los conocen. Hasta el mismo papa Francisco se los dijo: "Monjas sí solteronas no".
La mujer debe imitar a la Santísima Virgen María y no a Eva.
2. ¡No se puede bendecir el pecado!
La Iglesia jamás rechazó a los pecadores, al contrario, son acogidos en su seno. Todo miembro de la Iglesia hizo promesas en el bautismo de seguir a Cristo; no es libre de hacer lo quiera so pena de enemistarse con Dios. Acá no se trata de hacer lo que me viene en gana, de satisfacer mis placeres pretendiendo que Dios bendiga mis vicios. La sexualidad se vive en el matrimonio. Quién no esté de acuerdo es libre de ir a buscar la bendición a otra iglesia, no en la Católica.
Ejemplo más ejemplo menos sucedería lo siguiente:
- Padre, vengo a pedirle la bendición para mi nueva relación con mi secretaria. Ya no estoy con mi esposa.
Por su lado, la homosexualidad es contraria a la ley natural. Aquí lo mismo, la Iglesia no rechaza al pecador sino al pecado. Si una persona tiene tales inclinaciones debe luchar en su espíritu para superarlas. Si no le interesa perder esos placeres carnales por amor a Dios, de eso se trata, que se vaya a otra iglesia.
Nacimos para Amar, Servir y Adorar a Dios no a nosotros.
Lutero era onanista, y como no pudo corregir este pecado desde la fe católica decidió romper con la jerarquía eclesiástica. Creó su propia iglesia y su propia teología, justificando así la aprobación de sus pecados: "Pecca fortiter, crede fortius". Lutero pone el pecado coexistiendo con la piedad y desconoce el arrepentimiento.
"Si el hombre, en su obrar, se ajusta a la ley natural, obra virtuosamente; si no se ajusta, obra viciosamente".
3. ¡Los sacerdotes no se pueden casar!
Primero, porque así lo dispuso Cristo. Segundo, porque la tradición de la Iglesia siempre lo contempló como una virtud de fortaleza y templanza, voluntaria, para servir a Dios a toda hora.
Imaginemos esta dramatización:
Un sacerdote esta casado y con hijos. Es párroco y vive, en el mejor de los casos, con su familia en la parroquia.
- Esposa: ¿querido que vas a hacer a la tarde?
- Sacerdote: a las cinco tengo reunión de Cáritas después la Adoración al Santísimo.
- Esposa: tengo que ir al super y a comprarle ropa a los chicos.
- Sacerdote: Mmm! no puedo acompañarte.
- Esposa: y a las 19 tenés la Misa.
- Sacerdote: sí claro.
- Esposa: podríamos ir después de la Misa.
- Sacerdote: no querida, disculpá, tengo reunión con el grupo de Catequesis.
- Esposa: siempre estás ocupado. Nunca tenés tiempo para tu familia. Nosotros también te necesitamos.
Según queda demostrado, el celibato, no es solamente un voto de castidad. También contempla evitar situaciones complejas y cotidianas que alejaría al sacerdote de su ministerio y con el tiempo de la Fe, convirtiendo al Orden Sagrado en un trabajo.
Ni mencionar las murmuraciones de la comunidad parroquial si la esposa, aburrida e insatisfecha con esa vida de entrega a Dios, le pide el divorcio. O cualquier otro tipo de escándalo.
Si el sacerdote tuviera "derecho" al casamiento, también lo habilitaría, en un futuro inmediato, a ser bendecido en cualquier otro tipo de relación.
4. ¡No se puede recibir la Eucaristía en pecado mortal!
En un mundo de "derechos" el egoísmo está en su máxima expresión.
La Eucaristía es un derecho de Dios, un alimento que Cristo nos ha ganado con su Pasión y Muerte de Cruz. En la Comunión comemos el Cuerpo de Jesús Vivo. Es el momento que más cerca nos encontraremos de Dios. Cristo en nosotros y nosotros en Él.
Es a la persona de Dios a la que recibimos y por ello no podemos estar manchados por el pecado.
No tenemos ningún derecho sobre Dios, no nos asiste ningún derecho para recibir la Comunión. Si la recibimos en pecado grave violentamos la persona de Cristo y, por tanto, estamos cometiendo un sacrilegio por falta de caridad hacia Él.
Es Cristo quien se nos ofrece en la Eucaristía y se ofrece por su Gracia a quien Él desee. No podemos ir a comulgar como a comprar zapatos, porque me gusta, porque lo quiero, porque me hace bien. “Que cada uno se examine a sí mismo antes
de comer este pan y beber esta copa; porque si come y bebe sin discernir el
Cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación” (Cor 11, 28).
5. ¡No se puede abortar!
Como bien decía el papa Benedicto XVI este pecado está más relacionado con el quinto mandamiento que con el sexto.
Independientemente de las especulaciones y excusas seudocientíficas, el aborto es un asesinato y, es un asesinato agravado por cometerse contra una persona totalmente débil, sin posibilidad de defensa. El aborto es un FILICIDIO, vale decir, la muerte violenta de un hijo. No hay nada más que agregar sobre este tema.
Como se podrá observar, en todos estos pecados está presente el demonio del Génesis, seduciendo a la mujer y ella al hombre para que exclamen la mortal frase: "Non servian"; yo soy dios.
La persona más odiada por el demonio es la Santísima Virgen María, porque fue una Mujer quien pisando su cabeza lo destruyó, y con él al principado de las tinieblas.
Lo que sigue es una opinión particular de este blog: odiando a Nuestra Madre, odia a todas las mujeres y es a ellas, en particular, a quienes ataca con todo tipo de tentaciones. Las utiliza para corromper a toda la raza humana. El feminismo, la ideología de género y el aborto son realidades tangibles que sostienen dicha tesis. Esas ideologías están provocando una de las mayores crisis de la Iglesia expuestas como Dubias: la ordenación de sacerdotisas, las bendiciones del pecado, el casamiento de los sacerdotes y el aborto.