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viernes, 10 de mayo de 2024

¡ARGENTINA PARA LOS ARGENTINOS!

 

Carta abierta a la Nación Argentina

Conciudadanos:

                    La Nación Argentina nació hispánica y católica no sajona o liberal ateo-protestante. Nuestra querida República fue arropada en honorable cuna y forjada por criollos que la defendieron a sangre y fuego de potencias extranjeras, que pretendían adueñarse de nuestras riquezas y territorio. Hasta nuestros días combatimos al inglés con las armas, para recuperar aquellas lejanas Islas que nos fueron robadas.

Una cosa es sanear la desquiciada economía que sufrimos, poner orden administrativo al descalabro heredado de gobiernos corruptos y otra muy distinta, es apostatar de nuestra religión y renegar de la cuna y tradiciones que dieron origen a la Patria.

Dirijo esta misiva a la Nación porque en el presente la ambigüedad y la hipocresía son moneda corriente. Por un lado honramos a nuestros próceres y héroes con verborrágicos discursos y por el otro veneramos, nos entregamos a potencias extranjeras con impensada incredulidad de que van a solucionar nuestros problemas políticos, sociales y económicos.

Hace tiempo ya que a nuestros gobernantes les seduce la idea de entregar riquezas naturales y territorio a cambio de una utópica mejora económica.

Nuestro Presidente apóstata de su religión se exhibe venerando a banderas extranjeras; defiende y se compromete con causas internas de otros países sin medir las repercusiones negativas de dichas actitudes. Promete FF.AA. bien equipadas e instruidas: ¿Con qué finalidad? Tal vez para ser cipayos de las potencias que tanto admira.

El socialismo es un epifenómeno del liberalismo, ambos corren por vías paralelas hacia un mismo objetivo, el progresismo. El marxismo cultural y el liberalismo comparten la misma raíz hegeliana de la autodeterminación, donde el hombre construye su propia historia. Se concibe asimismo no dentro de un orden natural sino en su pensamiento. Estas foráneas ideologías son, desde todo punto de vista, contrarias a nuestras raíces y tradiciones.

Finalizando, vengo a recordar las últimas estrofas de “Aurora”, cantada izando la bandera en todos los cuarteles y colegios:

 Es la bandera de la Patria mía,

del sol nacida, que me ha dado Dios.

Es hora que pongamos blanco sobre negro. Bandera y Patria dadas por Dios no por Adam Smith o Rousseau, cuyo contorno territorial está configurado y protegido por el Santo Rosario.

Daniel Elía


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