Estimado
lector: ¿sabe Usted quién es?
Sócrates sentenciaba que una vida sin reflexión no merece ser vivida.
En un
mundo desquiciado por las ideologías, el partidismo, la moda y las variopintas
percepciones de la realidad es vital saber quiénes somos, de dónde venimos y a
dónde vamos. Preguntas que desde siempre ha tratado de responder el hombre y la
filosofía. No saber quiénes somos y qué pensamos nos transforma en personas
inseguras expuestas a la manipulación. No saber de dónde venimos y a dónde
vamos nos sumerge en la incertidumbre y la confusión; estamos perdidos.
Decía el entonces cardenal Ratzinger: “¿Qué significa ser niños en la fe? Responde san
Pablo: significa ser «llevados a la deriva y zarandeados por cualquier viento
de doctrina» (Efesios 4, 14). ¡Una descripción muy actual! Cuántos vientos de
doctrina hemos conocido en estas últimas décadas, cuántas corrientes
ideológicas, cuántas modas del pensamiento… La pequeña barca del pensamiento de
muchos cristianos con frecuencia ha quedado agitada por las olas, zarandeada de
un extremo al otro: del marxismo al liberalismo, hasta el libertinismo; del
colectivismo al individualismo radical; del ateísmo a un vago misticismo
religioso; del agnosticismo al sincretismo, etc. Cada día nacen nuevas sectas y
se realiza lo que dice san Pablo sobre el engaño de los hombres, sobre la
astucia que tiende a inducir en el error (Cf. Efesios 4, 14.”
Cuando nos
preguntan por nuestra religión respondemos como en el senso: –“¿Vieja de qué religión somos? –“¡Católica!”.
Siendo que en realidad no adherimos a la doctrina católica ni practicamos
la fe, viviendo como evangelistas, panteístas, fetiches o ateos.
Cuando nos
preguntan por nuestra orientación política respondemos con fórmulas (liberal, socialista, peronista, etc.), ideas o términos que desconocemos en su esencia y finalidad o, simplemente decimos: “de derecha”;
“de izquierda” - «“Ser de la derecha o de
la izquierda es una de las tantas formas que un hombre tiene para elegir ser un
imbécil”» (Ortega y Gasset).
Debemos ser críticos de nuestra época. Comencemos
por definirnos nosotros mismos como personas, para luego discernir sobre el
bien y el mal. Seamos coherentes con nuestro pensamiento y batallemos contra
las ideologías totalitarias que buscan someternos. Sabiendo quiénes somos
ningún vehemente parlanchín podrá engañarnos con eufóricos discursos
triunfalistas.
Quién eres
le preguntó Moisés a Yahvé «“Yo soy”
- Yo Soy el que Soy (Ex
3, 14)», nombre que Dios se dio a Sí mismo ante Moisés junto
a la zarza ardiendo. Nuestro Creador nos insta a saber quiénes somos
y a conocer la perfecta realidad de las cosas, no la mera percepción de ellas.